lunes, 25 de octubre de 2010

Un ríñón, un ojo de la cara y una almendra


Hay que ver lo que cuestan las cosas. Desde que hace una década cambiáramos de moneda y con ello los todo a cien por los todo a un euro, y el redondeo siempre tira hacia arriba más que hacia abajo, los bolsillos se nos vacían a gran velocidad y sin mucho que hacer al respecto.
Y es que no es necesario pensar en cuestiones básicas como pueden ser los alimentos, que por descontado cada vez están más caros, basta con fijarse en los precios en general.
Todos estamos hartos de escuchar la cantidad de cosas que debemos incluir en nuestra dieta para estar sanos y para que sea equilibrada. Pero si hiciéramos caso de todas esas recomendaciones, lo que íbamos a tener desequilibrada es la cuenta corriente.
Hay que comer pescado azul, que yo hasta ahora pensaba que era un tipo de pez, pero visto el precio ya estoy convencido de que se le llama así por su sangre, que debe ser de alta sociedad, casi Real, de ahí su coste.
Las verduras y las frutas son muy sanas y necesarias por su aporte vitamínico, y por sus propiedades en general. Si lo que quieres es comprar a buen precio, por ejemplo, un kilo de manzanas que al morderlas te dejes dos dientes y encima sepan a pepino, lo tienes fácil.
¿Una manzana que sepa a manzana?, sí claro, y también querrás unos plátanos de canarias, esos de las pintitas negras, que yo creo que aquí se las pintan con un rotring. Las peras de agua te las ponen con flotador, a ver si cuela.
En el fondo es que somos unos sibaritas inconformistas.
Hay que fomentar la lectura, tan sólo te hace falta una media de 20 euros por libro para fomentarla. ¿Hay ediciones de bolsillo?. Sí, y también oculistas frotándose las manos.
Ir al teatro, al cine, a musicales u otros espectáculos, no está hecho para todos los bolsillos. Yo me imagino a una famlia que quiere ir con los niños al cine, y con que sean dos niños y dos adultos, con poquito se dejan 60 euros. Como para hacerlo a menudo.
Caso aparte es el deporte. Me gusta oir esos discursos políticos, por ejemplo en la Comunidad de Madrid, de las alternativas a los botellones y cosas insanas para los jóvenes. Hay que fomentar el deporte. Si tenemos en cuenta que jugar una hora en polideportivos de la Comunidad te cuesta más de 180 euros, o que dar clases de natación de treinta minutos te cuesta 20 euros, el deporte rey seguirá siendo el empine de codo para olvidar las penas.
Y es que cuando se nos vacían los bolsillos comienzan los empeños. No, no en el sentido de encabezonarte en hacer algo, sino en la venta de tus órganos para salir adelante.
Si sumamos la comida, el ocio, el deporte y otras cuestiones, empezamos por un riñón, seguimos por un ojo de la cara y de regalo damos una almendra, que en la cesta navideña me entran muchas garrapiñadas.