jueves, 24 de enero de 2013

Yo sí duermo por las noches


(foto:antesdelfin.com)

Las mentiras no lo son menos porque haya alguien que se las crea. La falsedad es el camino fácil porque no requiere el esfuerzo de ser contrastada, se da como válida a pies juntillas y casi nadie pide las pruebas que se le requieren a una verdad para ser creída.
Lo siento pero ya no paso por ese aro. El que diga algo, que lo demuestre con sus actos o mejor elija la opción de quedarse callado. El favor será beneficioso para todos.
La dictatorial falta de consenso es el final de la motivación con la que un profesional puede levantarse cada mañana e intentar explicar a la gente cuestiones que a veces ni él mismo entiende.
Comunicar y transmitir de forma correcta, ya es una tarea lo suficientemente díficil como para que haya que hacerlo sorteando minas enterradas por el camino.
Son menos peligrosas las balas que vienen de frente, que las que llegan por la espalda del supuesto fuego amigo. Las medallas hay que ganárselas, no que robarlas al que con todo merecimiento las ha conseguido.
La corrupción y la falta de honestidad tiene muchas profesiones y senderos escondidos.
A pesar de todo mi cara sigue mirando al frente y no aminoro ni un ápice mis pasos mientras recorro el camino. Duermo bien por las noches y la honestidad en lo que hago no me amarga, me siento orgulloso de mi trabajo y de lo que hago y digo.
Dime, ¿acaso puedes tú decir lo mismo?
Espero que lo contrastes antes de darme un "sí" definitivo.

jueves, 17 de enero de 2013

Here comes the sun

Hace unos días, curioseando por la red encontré este vídeo que me llamó la atención y que sin duda refleja la realidad de una sociedad de la que muchos formamos parte. La gente mueve a la gente, los sentimientos afloran  con la música de genios que la compusieron hace ya muchas décadas, pero que a día de hoy suenan igual de bien que el primer día. 
Aquí llega el sol, las nubes no pueden cubrir el cielo eternamente.

miércoles, 9 de enero de 2013

De repente un nuevo año

(foto:www.mediaite.com)

Casi sin darte cuenta, los años van pasando y los calendarios se van quedando anticuados. Pasas las páginas de tu vida y tachando unos días que no volverán, y que siempre te queda la duda de si realmente los disfrutaste pensando que eran irrepetibles.
No hay nada peor que entrar en bucle, dejar de ser dueño de tu rutina y que sea el día a día el que te atropelle y te arrebate el poder de decisión. Si la monotonía te quita el mando, no eres más que un autómata de ojeras y sonrisas aisladas.
Siempre que llega un nuevo año se pretende hacer todo lo que no se hizo anteriormente, como si fuera necesario un radical cambio de vida, cuando en realidad lo que nos da aire para respirar son los pequeños detalles.
Un nuevo año ha comenzado y la situación económica, política y social sigue siendo más protagonista que las personas y sus historias. Otro claro defecto.
Nos estamos desacostumbrando a escuchar con atención los susurros y dejar que los ruidos y el estruendo invadan nuestra capacidad auditiva. Debajo del grito siempre hay otros sonidos agradables que son los que realmente merece la pena rescatar.
Es el momento sembrar sonrisas para poder tenerlas listas en época de recolección.
Un nuevo año comienza, con 365 páginas en blanco que aún están por escribir. Yo al menos, no tengo intención de dejar que la historia de mi vida, con sus diversos capítulos, sea escrita por otros.
Si necesitas un bolígrafo, ya te presto yo uno.