martes, 30 de noviembre de 2010

Rigor Mortis


No es cuestión de hacer leña del árbol caído, ni realizar análisis que tampoco iban a llevar a ninguna parte. El que tiene ojos, ya posee lo suficiente para identificar al cadáver.
El deporte es algo cíclico, lo que supone disfrutar de los momentos en los que se está arriba, para cuando toque besar el suelo y vengan mal dadas. Por eso es tan importante saber perder como saber ganar.
Siempre escuece la derrota contra el rival más directo, pero hay formas y formas de perder.
Particularmente, prefiero hacerlo viendo entrega y lucha, que 11 sombras correteando por un campo sin llegar a encontrarse en ningún momento.
No hay mucho más que decir, victoria justa para unos, derrota merecida para otros. El marcador reflejó lo visto en el campo y las ganas de unos y de otros.
Pese a reconocer todo esto, sigo sin poder tragar a personas de falsa humildad, que se creen santos filósofos inventores del fútbol. Cuando el aire sopla de espaldas es muy fácil ser elegantes, pero a este ser perfecto también le hemos visto perder los papeles cuando el viento sopla de cara. No soporto la hipocresía.
Sin emabrgo, hay algo más preocupante y vergonzoso todavía. Que miles de españoles nos levantemos cabreados por lo ocurrido en un deporte, mientras que los verdaderos culpables del mosqueo generalizado, se levanten hoy la mar de contentos y forrados de millones.
Si yo hiciera mi trabajo como lo hicieron ellos ayer, ya estaba de patitas en la calle.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Que nos pite Guruceta


Fue el 6 de junio de 1970, en la vuelta de un enfrentamiento de Copa. Según el teletipo de la agencia Alfil, los hechos se produjeron de la siguiente manera: En el minuto 14 de la segunda parte, «Velázquez se escapa en un contraataque madridista perseguido por Rifé y cuando está un metro fuera del área, Rifé le derriba; el jugador blanco cae incluso fuera del área, pero el árbitro señala penalty. Caen las primeras almohadillas y la bronca es enorme».
Durante un tiempo fue suspendido del arbitraje, pero el suceso quedará para la historia de los clásicos del fútbol español.
Esta noche se disputa otro de los partidos del siglo que se juega cada año, algo un poco contradictorio en los términos, pero los peridistas somos únicos poniendo nombres imposibles a las cosas.
Cada uno con su estilo y su forma de juego, veremos a ver quién se lleva el gato al agua.
Por lo que a mi respecta, espero que el colegiado de esta noche tenga una inspiración divina y se le pegue algo del bueno de Guruceta.


domingo, 28 de noviembre de 2010

The Dirty Mac

John Lennon, Eric Clapton, Keith Richards, Mitch Mitchell... juntos podrían haber sido una de las mejores bandas de la historia. Como muestra:

The Dirty Mac - Yer Blues


sábado, 27 de noviembre de 2010

Al otro lado del espejo (XI)

¿Qué es la muerte?, ¿qué sucede durante el proceso de fallecimiento y qué ocurre después?.
Un enigma que siempre la humanidad ha querido conocer. El proceso de buscar la luz desde el punto de vista más enigmático y misterioso.


viernes, 26 de noviembre de 2010

Dibujando dragones


Pasé más de la mitad de mi etapa escolar plasmando mi imaginación sobre papeles en blanco. Los personajes estaban ahí, esperando a que yo pasara algo de tinta sobre ellos para poder cobrar vida. Todo tipo de animales o seres fantásticos de la naturaleza encontraban su lugar en cualquier espacio apto para el dibujo.
Las palabras planeaban sobre mi cabeza mientras mis sentidos estaban puestos en otras cosas totalmente distintas. Profesores y profesoras con discursos aprendidos, sin interés en conseguir la comprensión de los que escuchaban, dejaban salir de su boca palabras atadas en frases que nunca consiguieron captar mi atención.
Recuerdo a una profesora de Ciencias que pidió una reunión urgente con mi madre para desvelarle lo que ella debía considerar una información transcendente, aunque sin preocuparle demasiado el componente psicológico de la misma: Este niño tiene demasiados pájaros en la cabeza.
Era cierto señora. Mi madre supongo que lo tomó con preocupación, pero yo lo sentí con alegría, por fin alguien (aunque fuera sin querer) comprendía lo que pasaba. Tenía muchos pájaros, pero también lobos, burros, perros, dragones, gatos, leones... todos estaban en mi cabeza y debía dejarlos salir para que fueran libres.
Parafraseando a Antoine de Saint-exupéry: las personas mayores nunca entienden nada por sí mismas.
Un profesor de matemáticas se acercó una vez a mi pupitre mientras yo andaba en plena actividad creativa, agarró la hoja con cara de cierto desprecio y dijo: Los pájaros no tienen cejas.
Los míos sí, le contesté mientras recuperaba el folio ligeramente más arrugado que antes.
Saqué un 0,5 en el siguiente exámen, aunque lo hubiera sacado igualmente. Quizá tuvo algo que ver que la respuesta al problema planteado, la diera un gato dibujado con cara de estar hecho un lío. Con cejas, por supuesto.
Si a alguien le interesa, mi cabeza sigue llena de pájaros, y de peces, jirafas, elefantes, caballos, marcianos, ardillas... no pasa un sólo día en el que alguno de ellos sea liberado.
Soy quien soy gracias a ellos. Son reflejos de mi mismo, de mi mente, de mi forma de ver la vida.
Personajes de dibujos que son mis pensamientos plasmados en hojas.
¿Quién dice que los pájaros no puedan tener cejas?

jueves, 25 de noviembre de 2010

Contra la violencia a las mujeres


Los días Mundiales, Internacionales, Universales y otros que conmemoran cuestiones concretas, nunca han terminado de convencerme. Siempre pienso en el ayer y en el mañana, sintiéndolos un poco excluídos de la protesta.
Todos los días deberían ser el Internacional contra la violencia a las mujeres.
Sin embargo, mientras que de nuestra sociedad no desaparezcan lacras como ésta, no viene mal tener un día en el que se alce más la voz y se haga un poco de ruido que atraiga todas las miradas. Pero no olvidemos hacerlo mañana.
Los maltratadores son cobardes despojos de la sociedad que deberían sentir el rechazo de todos y cada uno de nosotros. Las palabras pueden ser tan duras como los puños más firmes, cualquier forma de violencia debe ser contemplada, no sólo la que deja magulladuras u ojos morados.
En las últimas cifras se descubre que cada vez se retiran más denuncias y la lectura es que algo falla. Si insistimos con los mensajes de la necesidad de denunciar, no podemos permitir que después no se encuentre el amparo necesario.
No son ellas las que deben cambiar de vida, ni ser escondidas y renunciar a todo por el mero hecho de ser víctimas de hombres sin principios, sin honor y sin el mínimo de humanidad que se requiere.
Hay que denunciar, pero hay que ayudar a que la denuncia sirva de forma real.
Se suceden las noticias de hombres que matan a su mujer y después se suicidan. El orden de los factores sí altera el producto.
Espero que cambien el proceso y decidan suicidarse primero.

"Mujeres", Silvio Rodríguez

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Largo tiempo de espera


Se cansó de esperarse y decidió salir en busca de sus pasos, del eco ahogado de su respiración y de su sombra proyectada en las paredes oscuras.
Los años pasaban mientras se decidía a llegar al punto de encuentro, escondido entre las hojas secas del suelo, a la hora marcada por un reloj parado por la ausencia de minutos que puedan nutrir la memoria.

- Soy yo, ¿me reconoces?
- Has tardado
- Me olvidé de vivir mi propia historia

Desvió su mirada del reflejo del agua estancada en el suelo, mientras secaba con la palma de su mano la lágrima que recorría serpenteante su mejilla.
Ya no era lo que fue, ni alcanzó lo que pensó que sería. Marchitó los segundos pensando que bastaría la espera para alcanzar su destino y se ahogó en un mar vacío de sus propias ideas.
La vida le negó su premio, porque nadie es capaz de alcanzar sus sueños si únicamente se mantiene a la espera. 

martes, 23 de noviembre de 2010

Demasiadas malas noticias


Hace demasiado tiempo que cuando abro el periódico, lo primero que busco es el chiste de Forges.
Empiezo a considerar como un acto de tortura comenzar la prensa por sus portadas, ya que te encuentras a quemarropa la peor de las noticias administrada de golpe y sin anestesia.
Me cansan las malas noticias, pero si ojeas el periódico no puedes esperar otra cosa.
Cuesta una barbaridad encontrar algo positivo dentro de esos pedazos de papel llenos de tinta, de un color tan negro como la actualidad que se nos cuenta en su interior.
La realidad es la que es, está claro que no podemos cambiarla y hay que contarla, pero me niego a pensar que sea lo que más nos interesa. Una cosa es estar informado y otra bien distinta es deprimirse en el intento.
El sensacionalismo camuflado quizá sea un truco de márketing recurrente y con resultados positivos, los seres humanos sentímos una extraña atracción por la carnaza, pero en el fondo no nos aporta ningún beneficio.
Más bien estamos curados en espanto y eso es una de las peores cosas que nos puede pasar, que veamos atrocidades y estemos tan acostumbrados a que sean nuestras imágenes del día a día, que ya ni siquiera nos sorprendamos mínimamente.
Por desagradable que sea, el horror debe seguir afectándonos o estaremos perdidos. La sensibilidad y la solidaridad es lo que nos queda, así que conviene mantenerlo a toda costa.
Tabloides llenos de malas noticias, portadas a color en las que la sangre luce más viva y casi con aspecto palpable.
Lo peor de todo es que un periódico de buenas noticias sería delgado, tendría poco público y escaso interés empresarial por su nulo beneficio económico.
A ver si al final va a ser cierto que se nos suministra lo que consumimos, que es cuestión de oferta y demanda, que lo negativo es lo que vende y lo bueno, nos pese lo que nos pese, tiene mucha menos tirada.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Gente hostil


Doy un paseo por la calle y llego a la conclusión de que algo le pasa a la gente.
Comenzando por una señora a la que le sujeto la puerta mientras le doy los buenos días y no obtengo un gracias a lo primero, ni una respuesta a lo segundo.
Empiezo a pensar que la humanidad se está enfermando y temo que pueda ser contagioso. Alguien irritado es capaz de traspasar ese estado de ánimo a los que tiene a su al rededor con una facilidad preocupante, casi como un bostezo.
Está claro que cada uno tiene sus preocupaciones, sumadas a los problemas comunes que son un bombardeo constante a nuestra paciencia.
La falta de trabajo, la subida de precios, lo que cuesta un piso o una hipoteca, la familia...
Sin embargo, creo que hay gente que saca a paseo su malas formas independientemente de si hace frío o calor, llueva, nieve o canten los pajaritos.
Parece que el precio de una sonrisa se ha visto aumentado también por el iva y el trato amable en un comercio o en una oficina es un bien escaso, como en peligro de extinción, que nadie se está preocupando en consevar.
Así que desde aquí os propongo un ejercicio. Cada vez que alguien se os acerque, antes de hablar, entregad una sonrisa. Como dicen que el ser humano es un animal de costumbres, quizá consigamos que se extienda y se convierta en algo menos raro de lo que parece ultimamente.
Podemos acabar con la irritación y la hostilidad reinante.
No es tanto esfuerzo sonreir ligeramente, no hace falta forzarlo, y con gesto amable transmitir cierta armonía mientras derrocamos a las malas formas y damos los buenos días.


sábado, 20 de noviembre de 2010

Al otro lado del espejo (X)

¿Alguna vez has notado una presencia extraña mientras duermes?. Una sensación como si alguien te observara, incluso como si estuviera a los pies de tu cama.
Visitantes de dormitorio que en nuestra sección dedicada a los enigmas y misterios, se convierten en aterradores protagonistas.
¿Te atreves a escucharlo?

viernes, 19 de noviembre de 2010

Princesas


Los cuentos han cambiado. Si es para bien o para mal depende del punto de vista del que lo opine. Particularmente, creo que lo ha hecho para peor. La inocencia ya no es lo que era, de hecho, en más de una ocasión parece brillar por su ausencia.
Hoy en día los niños de 9 años saben más de sexo que lo que sabíamos nosotros a los 20. La televisión es a todas horas un hervidero de expresiones fuera de tono y absolutamente inapropiadas, que a la fuerza tiene que hacer mella en unos niños que tienen como norma general repetir todo lo que escuchan.
Por supuesto que la labor es de los padres, pero los factores externos no ayudan en absoluto.
Unos de los grandes inventos de comunicación de nuestro siglo es Internet, pero también una de las armas potencialmente más peligrosas si no se utiliza de la forma adecuada.
Las redes sociales acercan personas y generan cuestiones positivas, pero también un disfraz para miles de individuos con malas intenciones. Controlarlo es como poner puertas al campo, pero desde los núcleos familiares hay que intentarlo.
Según las últimas encuestas, un alto porcentaje de "amigos" agregados en esas redes son desconocidos. Si desde pequeños nos han dicho que no hablemos con desconocidos ni aceptemos caramelos, ¿por qué no se utiliza el mismo discurso con Internet?
Me asusta que no se aproveche la información para tener seguridad en las relaciones. Una de cada tres chicas reconoce no tomar medidas anticonceptivas al tener relaciones. No se trata sólo del riesgo del embarazo, sino también de enfermedades de transmisión sexual.
Habrá quien piense que para empezar no deberían tenerlas, pero eso ya entra en las creencias de cada uno. Lo mínimo exigible es que al menos se tenga metido en la cabeza el riesgo y las formas de evitar problemas mayores.
Se preocupan de cambiar los cuentos machistas, que me parece bien, pero quizá dejan descuidadas otras cuestiones igual o más peligrosas.
Escritores que se salen de tono contando sus experiencias japonesas y tertulianos descontrolados que sacan los pies del tiesto, siguen dando muestra de que en la sociedad algo falla y todos debemos reflexionar sobre ello.
Las princesas cada vez crecen antes y la inocencia se queda para los que pensamos que no son más que críos, cuando la realidad aplastante es que los niños de hoy en día, vienen con un diccionario de latín debajo del brazo.


jueves, 18 de noviembre de 2010

Algunas sonrisas


Admiro algunas de las sonrisas con las que me cruzo en esta vida. Las considero una muestra inquebrantable de fuerza y bondad, ya que brindan a los demás la oportunidad de un sano contagio, además de demostrar que incluso en malos momentos un gesto amable y cálido es la mejor de las respuestas.
Me las cruzo por pasillos con poca luz artificial pero iluminados por sonrisas de desconocidos que se convierten en personas que te hacen sentir que conoces de toda la vida.
La sonrisa acerca, une, solidariza.
Siento admiración por los que sonríen mientras lloran, te cuentan que están heridos por dentro pero te demuestran agradecimiento y una ternura alejada de la autocompasión y la queja.
Les observo con detenimiento porque me enseñan a relativizar y a vivir con más intensidad el momento, dejando la mente vacía de ideas negativas y frustraciones típicas del ser humano, que suelen ser más insignificantes de lo que pensamos.
Les agradezco, con el lenguaje de las sonrisas, cada una de las lecciones vitales que aportan a todos y cada uno de los que les rodean. A mí el primero.
No admiro a las personas por lo que tienen, ni siquiera por lo que son, sino por cómo son con los demás. Hay regalos inmateriales que son más costosos que ningún otro. Esos son los de más válor, los dignos de ser guardados en cajas fuertes.
Gracias a todos los que sóis capaces de entregarlos.

A las mamás y papás de Bruno, Manu, Ana y del resto de duendes mágicos.


miércoles, 17 de noviembre de 2010

Protección de animales


Me alegra comprobar cómo se endurecen las leyes para proteger a los animales de los que son más animales todavía. Cualquier persona capaz de hacer el mínimo daño a un ser vivo de forma injustificada, demuestra una maldad  despreciable y merece el mayor castigo posible.
El próximo 22 de diciembre entrará en vigor el nuevo Código Penal que integrará el artículo 337 que dice lo siguiente:
"El que por cualquier medio o procedimiento maltrate injustificadamente a un animal doméstico o amansado, causándole la muerte o lesiones que menoscaben gravemente su salud, será castigado con la pena de tres meses a un año de prisión e inhabilitación especial de uno a tres años para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales".
Entre otras cosas, permite llevar a juicio a maltratadores que hasta ahora se libraban de pagar por sus atrocidades, porque la única forma de atraparles era si había ensañamiento en sus actos. Ahora al menos se les podrá enjuiciar y mandarles una temporadita a la sombra.
No es mucho, particularmente he visto cosas que no son comparables con un año de prisión, pero es un comienzo.
A ver si poco a poco se va extendiendo este respeto por los seres vivos y conseguimos acabar con el maltrato. Vamos avanzando, pero nos falta dar la puntilla con el estoque.


martes, 16 de noviembre de 2010

Una rana en mi terraza

 
Desde hace bastantes años vive escondida en mi terraza una rana diminuta, de color verde intenso y unos ojos fijos y redondos.
Sale sólo cuando llueve.
Se deja empapar por las gotas como si recuperara de esa forma su energía, entornando los ojos y permitiendo que resbale sobre su piel el agua fresca que le brinda el cielo.
Hemos intercambiado miradas que son más que suficientes para hacerse mutuamente compañía, fomentar un respeto mutuo y entender una peculiar convivencia.
Le he contado cosas que nadie más sabe ni sabría, porque es la única que aparece cuando arrecia más la lluvia y la tormenta aparece con más fuerza que nunca.
Su presencia me tranquiliza y me da calma cuando es más necesaria y los truenos parece que van a derrumbar el mundo.
Lo cierto es que nadie más es capaz de ver mi rana verde a través de la ventana. Pero está ahí, para aconsejarme y orientarme cuando más agua cae y se complica ver el camino.
Como me dijo ella un día, cuando hay sol y buen tiempo, cualquiera es capaz de salir a la calle. Lo difícil es hacerlo cuando el momento es gris y frío, la lluvia empapa el alma, y aguantar el chaparrón depende sólo de nosotros.
Los que no la ven es porque no saben mirar bien el reflejo de los cristales, porque esa rana, soy yo mismo. 

lunes, 15 de noviembre de 2010

Fernando Alonso


A todos se nos quedó la misma cara ayer cuando terminó la carrera. No importa si nos gusta la Fórmula 1 o no, si vimos la carrera entera, sólo un poquito o tan sólo sabemos el resultado. Los españoles nos hemos acostumbrado a ganar y el segundo puesto escuece.
La historia no está hecha para los segundos, esa es la cruda realidad. El que dijo que lo importante es participar estoy seguro de que era un conformista que jamás tocó la gloria de la victoria. No quiere decir que no haya que saber perder, sino que nunca hay que conformarse ni acostumbrarse a ello.
Tan cierto es que hay que saber perder, como que hay que saber ganar. Ayer los periodistas españoles fueron expulsados de la zona de Redbull y a gritos les mandaron a Ferrari. Poco estilo y victoria mal gestionada por parte de unos novatos en este tipo de glorias.
Estoy seguro de que en parte, los españoles nos lo merecemos. Llevamos una racha de victorias deportivas a nivel mundial, que suscita algunas envidias y recelos. Así que allá cada uno con su elegancia y a nosotros que nos quiten lo bailao.
Seguimos teniendo el mejor piloto y el año que viene seguro que volverá a dar guerra.
Este chico caerá peor o mejor, pero es indiscutible que es uno de los más grandes de la historia. Y no nos engañemos, nos ha mal acostumbrado.
Jamás habíamos sido nada en Fórmula 1, pero desde su llegada, nos hemos acostumbrado tanto a lo bueno, que cuando pintan bastos tenemos una insaciable sed de victoria.

domingo, 14 de noviembre de 2010

El Pescao, "Nada-lógico"

Os dejo la entrevista realizada a David Otero, guitarrista de "El Canto del loco", que ha sacado su primer disco en solitario "Nada-lógico".
Pasó el otro día por los micrófonos de SER Madrid Norte y este fue el resultado.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Al otro lado del espejo (IX)

En nuestro espacio radiofónico semanal dedicado a los enigmas y misterios de la Ciencia y la Historia, hablamos hoy de los transgénicos, de los problemas y daños que podrían causar a nuestra salud.

viernes, 12 de noviembre de 2010

De nuevo amanece


Hoy también saldrá el sol, pase lo que pase. Será el mismo astro, se mire desde el punto que se mire en el planeta.
Pertenece a todos y a nadie en particular. Está ahí, calentando si puede, impasible y guardando las distancias.
Amanece y la luna se marcha con la sensación del deber cumplido. Las nuevas estrellas han brillado con fuerza para que no dejemos de estar orientados, incluso para que recuperemos el rumbo si nos habíamos despistado en el camino.
No hay gps ni mapas correctos para seguir con la vida, es tan sólo una cuestión de instinto, no sé si primario o de supervivencia. Simplemente caminar.
El horizonte es eterno, lo único seguro es que jamás lo alcanzaremos aunque salgamos incasables en su búsqueda. Es una meta cuya finalidad no es la llegada, sino recorrer el camino que conduce hasta ella.
Aprender no requiere olvidar lo adquirido.
De nuevo amanece, mañana ocurrirá lo mismo. No dejes pasar la oportunidad y haz todo lo posible para no ser un simple espectador, sino protagonista de la agradable sensación de haber vivido.


jueves, 11 de noviembre de 2010

Manazas sin fronteras


Lo reconozco, soy un manazas. Quizá sea una cuestión genética o simplemente una ausencia de habilidad y destreza adquirida. No lo sé, pero lánzame algo desde la otra punta de la habitación y verás el resultado.
Ahí viene la mejor parte, que he desarrollado una capacidad unida a la torpeza realmente sorprendente. Se le podría llamar efecto dominó, que a veces puede resultar divertido para el espectador, pero no tanto si el que lo observa está directamente implicado en el asunto.
El otro día al sacarme las llaves del bolsillo demostré que soy capaz de hacer unos malabares muy personales. Puedo dar más de veinte palmeos a las llaves hasta que finalmente tocan el suelo. Para hacerlo más visual, es como si el llavero estuviera al rojo vivo y me pasara rápidamente las llaves de una mano a otra para no quemarme.
Alguno estará pensando; pues vaya cosa, eso yo también lo hago. La diferencia es que yo no lo hago aposta.
A eso hay que añadirle mi expresión característica cuando finalmente tocan el suelo: Uy.
Palabra que se ve multiplicada si continúo mi historia. Después de mi destreza circense, al agacharme a recogerlas, doy con la cabeza en un vaso que está encima de la mesa, que al caer, además de derramar el agua, pega en el borde de un platito de cerámica decorativo que salta por los aires, que al intentar salvarlo al vuelo, le doy con el culo a la estantería tirando el marco de fotos y haciendo bailar la maceta situada en su parte más alta. La maceta vive, el marco...
Resultado: Uy, uy, uy...uy
Dicen que el primer paso es reconocerlo, así que no tengo ningún problema en hacerlo. Tengo menos habilidad en mis extremidades superiores que un pingüino mareado. Supongo que es parte de mi encanto.
Así que desde hoy me declaro miembro fundador de la ong Manazas sin fronteras, si alguien quiere apuntarse, basta con que alguna vez haya roto un plato, y 3000 euros de inscripción para gastos.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Defensa de la ilusión


Las ilusiones forman parte de nuestra vida como componentes indispensables para perseguir una meta, como impulsos para lograr objetivos deseados, o aquellos que nos pillan por sorpresa pero representan la felicidad en nuestro interior.
Cuando una ilusión se pierde, realmente lo que nos hace sufrir son las expectativas creadas al rededor de ella, no la ilusión en sí misma. Siempre hay que mantenerla, jamás podemos dejar de ilusionarnos o entonces estaremos prácticamente muertos.
Mi medio hermano amigo Niko dice que las ilusiones no se pierden, tan sólo se aparcan para un poco más adelante. A Mani se le quiebra la voz, pero a su manera, ambos tienen razón.
Lo más fácil sería cambiar el discurso, canjear el positivo por el negativo. Pero nada de eso, nadie dijo que las cosas sean sencillas ni caminos de rosas, que todo sea un aquí y ahora continuo.
La tristeza es aprovechable para levantar la cabeza y mirar lo que hay en los alrededores. Es útil para ser consciente a base de aprendizajes, de que lo que parece tan malo, a veces no lo es tanto si se observa de la manera adecuada.
Así que siendo fiel a mí mismo, me visto con la mejor de mis sonrisas y sigo caminando, aunque en esta ocasión me haya tocado decir adiós, antes siquiera de poder decir hola.


martes, 9 de noviembre de 2010

Cantando bajo la lluvia


Cuando de un salto me subo a la segunda farola y dejo girar mi cuerpo al rededor de ella, la mujer del chubasquero rojo me mira con desconfianza y aprieta el paso mientras agacha la cabeza.
Luego viene el chapoteo con el agua que se ha quedado almacenada en la calle, pegada al bordillo. El hombre de la furgoneta blanca me regruñe porque le he salpicado y tendrá que llevar su vehículo toda la mañana con los pies mojados. Suele ser él quien le salpica a los peatones, pero hoy la historia le ha cambiado.
Meto mis manos en los bolsillos mientras silbo las primeras notas de singing in the rain y alegro mi paso con zancadas largas y acompasadas.
Con gesto reverencial, sujeto mi sombrero con la mano derecha mientras lo levanto ligeramente y sonrío a la vez que mi boca pronuncia un buenos días que tiene como destinatario un vecino que pasea con su pequeño perro que no lleva paraguas. Tampoco lo lleva el vecino.
Y así comienza en mi cabeza este día festivo de trabajo, en el que una mujer me mira mal por la temprana hora y la desconfianza de la solitaria calle, una furgoneta me salpica hasta la nuca y un vecino ni responde los buenos días. Su perro tampoco.
Pero como todo en esta vida depende de la forma en que lo veamos cada uno, vuelvo a ajustarme el sombrero, me subo a la tercera farola y con las manos en los bolsillos tarareo los siguientes compases mientras la lluvia sigue cayendo del cielo.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Bye Mr. Walkman


Los tiempos cambian a una velocidad de vértigo, de eso no hay duda. A su paso arrastran costumbres, tradiciones y recuerdos, que se quedarán en la memoria de algunos hasta que finalmente no sean más que reliquias de un invento revolucionario que años después acaba desprestigiado sin pudor alguno.
Las nuevas generaciones han nacido con un ipod en el bolsillo, o incluso con un reprodutor Mp3 que ya les parece pasado de moda. En el fondo creo que ellos se lo pierden.
Vale que todos acabamos cambiando lo antiguo por lo moderno, pero a mi por lo menos me deja un regustillo agradable haber tenido la oportunidad de catar y palpar otras cosas.
En su momento tenía su encanto poder escuchar tu música preferida en una cinta, dentro de un walkman que poco a poco los fueron haciendo más pequeños, pero que más de uno llegamos a tener verdaderos ladrillos en nuestras manos.
Además, hay una serie de cosas que todos hemos hecho alguna vez con las cintas. Por ejemplo, ponerle papel celo tapando los agüjeritos de arriba para poder grabar en ellas, utilizar un boli bic para rebobinar sin gastar pila, alisarlas y desengancharlas cuando se quedaban atrapadas en el mecanismo del walkman, e incluso hacer empalmes con celo cuando alguna se rompía, o si queríamos alargar la duración de nuestro disfrute musical.
Las cosas se van pasando de moda pero permanecerán vivas en nuestros recuerdos. Cosas tan aparentemente simples nos aportan datos de lo vivido, nos provocan un gesto sonriente cuando hacemos ligeramente memoria.
Las cintas apiladas en algún rincón nos recuerdan lo pasajero de las cosas, pero lo que se puede disfrutar de ellas casi sin darnos cuenta de que lo hacemos. Sony anuncia que dejará de fabricar estos reproductores portátiles de cintas, los que en su dia fueron el revolucionario walkman que apartaba al vinilo, y al escuchar la noticia es inevitable la nostalgia.
El futuro nos seguirá deparando grandes cambios, pero en nuestros recuerdos nosotros seguiremos siendo los mismos de entonces, aunque adaptados al medio y con historietas al más puro estilo abuelo cebolleta de los tiempos vividos.



sábado, 6 de noviembre de 2010

Al otro lado del espejo (VIII)

Continuamos esta semana, en nuestro espacio dedicado a los enigmas y misterios, hablando de las posesiones demoníacas. En esta ocasión, dando los puntos básicos para identificar cuándo una persona está poseída.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Con Bruno


Bruno mira fijamente a la ventana porque sabe que si quisiera podría salir volando a través de ella. Ninguno de nosotros conseguiríamos detenerle, porque Bruno es de los que tiene dentro de él ese punto de caracter que le hace poseer una visión diferente, esa que plasma en su mirada cargada a veces de melancolía.
Comprende el idioma de los árboles, por eso les mira a través de los cristales, porque le cuentan historias que le hacen olvidar por unos minutos sus deseos de surcar el aire y correr libre por donde él quiera.
Sus ideas son claras, lo que quiere te lo dice, y si no quiere se queda en silencio aunque le insistan. Porque es dueño de sus palabras y nadie tiene capacidad de arrebatárselas.
Está cansado pero no se rinde, porque Bruno no es de los que se rinde tan facilmente.
Tiene un corazón especial lleno de estrellas, de luces iridiscentes que se reflejan de esa forma tan particular, tan propia.
Creo que los dos nos entendemos, quizá porque somos igual de celosos con nuestros pensamientos, con nuestros sueños y nuestros silencios. Por eso sabemos regalarnos sonrisas por dentro, esas que los demás no son capaces de ver pero nosotros tenemos.
Aunque hace días que no voy a verte, les pregunto por tí a los árboles, porque al igual que tú, pequeño amigo, yo también les entiendo.


jueves, 4 de noviembre de 2010

Bombardeo de melopidos


El otro día estaba recién levantado, con los pelos todavía de punta y la legaña colgando, y encendí la televisión mientras comenzaba a desperezarme. Los días de fiesta sirven también para eso, para levantarse sin que el despertador te meta prisa y para destrozar el sofá mientras en un acto automático pulsas los botones del mando a distancia.
Es más que probable que todos nosotros recordemos la edad en la que la navidad era el tiempo del juguete, de las revistas de El Corte Inglés o de Galerías Preciados. Era un ritual que no podía faltar, armase de lápiz o boli, y llenar de cruces el folleto para que los Reyes Magos tuviesen claras las preferencias.
Las cosas han cambiado bastante, gracias en gran parte a los intereses comerciales y publicitarios, que marcan el calendario de forma casi obligatoria.
Cada año llega antes la Navidad, dentro de poco tendremos turrones en agosto y la imagen de Papá Noel será con bañador tanga rojo (como Coca Cola manda) en las playas de Peñíscola. Nos quejamos, pero nos rendimos facilmente.
Dejando las divagaciones a un lado, me centro en mi momento de sofá recién levantado.
Me quedé atrapado durante varios minutos en una secuencia interminable de anuncios de juguetes. Mi primer pensamiento fue de agobio estresante en solidaridad con los pequeños que debían estar viendo en ese momento lo mismo que yo.
Muñecos que hablan, que lloran, que echan unos cagarrillos más grandes que los del caniche de la vecina del cuarto. Un juego de sacar mocos a una cabeza que explota si extraes el perdigón equivocado, coches que cambian de color, Playmobil versión año 2000 y la superestrella Barbie, que creo que ya no le queda profesión ni afición por experimentar.
Un bombardeo continuo en el que imaginaba a miles de niños sentados frente al televisor, lanzando exclamaciones de ¡Me lo pido! a diestro y siniestro, con los ojos desorbitados de tanta experiencia comercial.
Lo mejor son las aclaraciones, supongo que obligadas por ley, en las que se pueden leer frases curiosas como que la nave de Lego Star Wars tienes que armarla tú. Hasta ahí obvio. Pero se superan cuando te aclaran que la nave no vuela sola.
Gracias por la aclaración. Lo digo de todo corazón, ojalá me hubieran hecho una advertencia semejante cuando metí mi barco pirata de playmobil en la bañera.
El dato que aportan con más frecuencia es el precio, casi todo supera los 60 euros. Y eso sí, si quieres la muñeca y el carrito, se venden por separado. ¿Y las pilas?, ¿me podrían decir por qué les cuesta tanto añadir dos miserables pilas a un dinosaurio que gruñe que cuesta una pasta?
A este paso, con el adelanto de las campañas publicitarias de los juguetes, los niños se van a volver locos con todo lo que les entra por los ojos y quieren pedirle a los Reyes.
Después de darme el atracón juguetero, cambié el canal y vi la noticia de la declaración de la renta hecha pública por María Dolores de Cospedal, al ver lo que gana en un año me salió mi más podrido espíritu infantil y con los ojos desorbitados me dejé la garganta gritando ¡Me lo pido!

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Érase una vez...


Había una vez, en un lugar muy muy lejano, dos hermanos mercaderes que eran conocidos en todo el reino y más allá de sus confines, por su codicia y su malvado comportamiento.
Poseían un fructífero negocio que les proporcionaba grandes cantidades de monedas de oro e innumerables caprichos. Se podían permitir las mejores telas para sus trajes, los carruajes más espaciosos y de caballos más veloces, además de palacios situados en los mejores emplazamientos.
Parte de su éxito se lo debían a los artesanos que trabajaban para ellos, que eran capaces, con mínimos recursos, de fabricar los más bellos productos y las joyas más deseadas para cualquier comprador.
Sin embargo, lejos de ser premiados por ello, trabajaban bajo amenazas y tratados con las peores formas, con humillaciones e insultos. Recibían tan sólo una pequeña parte de la riqueza que generaban, mientras que los malvados mercaderes se quedaban con la mayor parte para saciar su sed de oro.
Una mañana, acudió a uno de sus negocios un anciano que apenas tenía fuerzas para tenerse en pie, pero que deseaba comprar un nuevo traje.
Los artesanos le trataron con la mayor de las delicadezas y le diseñaron su nuevo vestuario a medida. Los mercaderes que andaban por allí, quisieron cobrarle el doble de lo establecido al ver que se trataba de un pobre viejo desvalido.
Pero las apariencias engañan, así que cuando el anciano sintió el embuste, un fogonazo de luz salió de su interior provocando una transformación total en su cuerpo. Se convirtió en un joven hechicero, que para sorpresa de todos, lanzó un conjuro contra los dos hermanos que les transformó por completo su voz.
Cada vez que abrían la boca para intentar hablar, salían de su interior ruidos atronadores, sapos y culebras.
A cambio, a los artesanos que tan bien le habían tratado, les cubrió de oro y con ello les pagó su libertad. Pudieron montar sus propios negocios además de quedarse con todos los clientes de los dos mercaderes, que perdieron toda su fortuna y jamás pudieron prosperar porque al intentar cerrar un trato, de su boca sólo salían esos sonidos desagradables y bichos.
Y así vivieron felices y comieron perdíces, porque toda actitud positiva y el trabajo bien hecho tiene un buen fin, mientras que a todo cerdo, siempre le llega su San Martín.
Colorín colorado...

martes, 2 de noviembre de 2010

¿Lo digo o no lo digo?


Nunca me han gustado los cobardes de mente, de boca y de espíritu. Tampoco los que confunden la valentía con la insolencia o la soberbia. Dicen que en el punto medio está el equilibrio y yo me lo creo. Lo dificil es alcanzarlo. No basta con creerse el más sincero, sino serlo sin que implique herir a los demás o pisotear sus opiniones como si no tuvieran valor alguno.
Me gustan las personas que te miran a los ojos cuando la ocasión lo merece, pero no los que ponen todo su empeño en dejar fija la mirada y mantener el contacto visual. Siempre me ha parecido una forma de agresión ficticia, porque en el fondo no dicen nada con su mirada, sólo es una pretensión de parecer más seguros cuando en realidad no lo son.
No me gustan los hombres que dan la mano floja, con desgana, sin transmitir su presencia. Tampoco soporto a los que pretenden partir una nuez inexistente entre tu mano y la suya, en un intento absurdo de demostración de firmeza, fuerza y personalidad, que desde mi punto de vista denota todo lo contrario. Necesitan apretar para que no se les note su debilidad.
Me cansa ver hombres manipulados por mujeres malintencionadas y mujeres sometidas por hombres indeseables. Las parejas deben completarse las carencias mutuamente, pero jamás convertirse en muñeco y titiritero.
Me enfadan los que se aprovechan de la bondad de los demás y hacen de ella su costumbre sin que implique un mínimo agradecimiento.
Las personas cambian con demasiada facilidad y critican lo de otros sin darse cuenta de que lo suyo quizá no sea mucho mejor.
Me gusta que me digan que estoy equivocado para poder debatirlo hasta convencer o ser convencido.
Huyo de los que basan su discruso en complejos de inferioridad y en inseguridades propias o creadas por un tercero.
Para el que no conozca el dibujito de arriba les diré que se llama Patricio, con su frase característica de ¿lo digo o no lo digo?. No lo digo...vale, lo digo.
Si tienes algo que necesitas decir, dilo. Pero si lo que vas a decir no va a mejorar el silencio, mejor no lo digas.