viernes, 8 de octubre de 2010

Helarte moderno


No comprendo las nuevas tendencias artísticas. A veces lo llaman Vanguardia, otras simplemente lo tildan de Moderno, pero en muchas ocasiones a mí me parece una tomadura de pelo.
Resulta que te encuentras con un lienzo en blanco de dos metros de ancho por tres de largo, con un puntito negro en el centro, y lo que para mí es la obra de una vago con un par de huevos, en realidad es la máxima expresión de uno de los nuevos genios más influyentes de nuestro tiempo.
Nunca falta el gafapasta de turno, con su boina, bufanda y perilla, que sujeta con la mano derecha su pipa y con la izquierda se masajea la barbilla, que entornando los ojos para forzar la cara de intelectual, dice con absurdo convencimiento que se trata del reflejo de lo singular dentro de lo plural, una sintésis pragmática de la existencia insignificante del ser humano dentro de un mar de conocimiento, que se refleja en un punto como metáfora de la inflexión de la nada intentando camuflarse en un todo mecanizado, que supone la rebeldía de la naturaleza ante la negrura de la conciencia del hombre, de la especie que se extingue como un punto en el infinito... Vamos, que a esa gente te la llevas al baño y a lo que mi abuelo lo llama hacer de vientre, ellos lo convierten en Art decó.
Está claro que para gustos están los colores y que la apreciación del arte es algo muy de cada uno. Pero nunca faltan los que no entienden ni papa de lo que están viendo, pero como los que le rodean dicen que es la bomba, va a misa.
Reconozco que teniendo en cuenta mi predilección por Vermeer y Velázquez, lo moderno se queda un poco lejano a mi gusto. Aún así soy absolutamente capaz de reconocer algo que me parezca bueno u original aunque nunca lo tuviera colgado de una de las paredes de mi casa.
Resulta que poner una silla del revés en una esquina o colgar un caballo del techo, es arte. Visto lo visto, los ceniceros de macarrones que todos hicimos a nuestras madres en el colegio, expuestos en la galeria oportuna, deben de valer un dineral.
Como asumo mi incapacidad de comprender estas nuevas tendencias tan modernamente contemporáneas, cada vez que me pregunten: ¿Qué es el arte?, seguiré recurriendo al chiste fácil y contestaré con la ironía que me caracteriza; que el arte, es morirte de frío.