domingo, 31 de octubre de 2010

De Rutas (IV)

Y nos marchamos a un lugar con un encanto especial, un pueblecito que es reserva de la bioesfera y que lo tenemos muy cerca de Madrid: La Hiruela. De este pueblo parten muchos senderos, entre ellos el que seguiremos hoy, que nos llevará hasta El Cardoso. Paisajes maravillosos para disfrutar del otoño.


sábado, 30 de octubre de 2010

Al otro lado del espejo (VII)

En nuestra sección de enigmas y misterios, pasamos un poco de miedo hablando hoy de posesiones demoniacas. No apto para temerosos...


viernes, 29 de octubre de 2010

Desamor en el Metro


Un silbido rompe el silencio del vagón y de los que taciturnos nos encontramos absortos en nuestros propios pensamientos, mientras anuncia que se ha agotado el tiempo para sumarse al viaje y el cierre inminente de las puertas.
Comienza el traqueteo del metro mientras la pareja que acaba de entrar, busca dos asientos libres para poder sentarse juntos. Finalmente lo encuentran justo frente a mí, no hay demasiada gente a pesar de ser una hora de salida de oficina.
Él, delgado, con el pelo rubio cortado a cepillo y un acné que parece no corresponder con su edad, lleva un traje azul oscuro y corbata celeste. Le sobra de mangas y no llena de hombros. No le luce.
Ella, con un vestido de algodón que mezcla colores apagados y cubre un exceso de kilos que parece llevar sin complejos, muestra una cara amable y sonriente cuando mira a su acompañante.
El chico parece nervioso, juega con un papel de publicidad que han debido entregarle en la entrada al metro, lo retuerce y lo enrrolla en un acto inconsciente y compulsivo. Intenta no mirarla el escote y evita la mirada directa de ella mientras sonríe como un colegial inquieto.
Ella mira los letreros de las paradas, no como el busca su destino, sino como el que pretende alargarlo por algún motivo. Lleva la voz cantante, el peso de la conversación y sin embargo, también se la ve intranquila.
Los nervios se rompen en un momento de risa, del que él parece culpable aunque agache la cabeza con timidez poco disimulada. Ella ríe abiertamente mientras aprovecha la ocasión para que se rocen las manos.
El tren para en Sol. Él levanta ligeramente su mano mientras se pone en pie y su boca susurra algo imposible de escuchar que se interpreta como una despedida. Ella le dice un dulce hasta mañana.
Le sigue con la mirada mientras sale del vagón y la boca de las escaleras se tragan su figura. El tren avanza.
La chica se gira y me encuentra como observador inesperado.
Sus ojos, mezclados de sonrisa y melancolía, me dicen: Hoy tampoco se ha atrevido.


jueves, 28 de octubre de 2010

Femenino plural


Con las mujeres sólo existe una cosa segura para los hombres; que hagamos lo que hagamos siempre tenemos las de perder. Y es que llegar a comprenderlas, supone para nosotros algo tan complejo como montar un mueble del Ikea, nunca entendemos las instrucciones y al final siempre nos sobra una pieza.
Para más inri, cuando tengamos la pieza sobrante en la mano y nos rasquemos la cabeza buscando la solución, siempre estará ella al lado para apuntillar con un te lo dije, una de las frases que viene de serie en todo vocabulario femenino.
Las mujeres, quince minutos antes de salir de casa, nunca tienen nada que ponerse. Ves el armario tan inflado que parece de tres puertas aunque siempre lo hayas visto de dos, lleno de ropa que a nosotros muchas veces nos parece la misma, pero que ellas diferencian el tono, el corte y el largo. Siempre necesitan ir de compras.
Y ahí viene su mejor parte: las compras. Las chicas desde que nacen, vienen con un chip de visión panorámica incorporado que les sirve para localizar la prenda deseada. Menos cuando están de mala gaita, ese día se ven gordas, nada les entra, el mundo se derrumba a sus pies y la vida es un asco.
Ir con una mujer de compras es ser su perchero con patas, vas cargando con todo lo que quieren probarse y después tienes que ir a buscar más tallas. Eso sí, después no faltará la frase lapidaria: si es que está visto que tengo que venir sola porque contigo nunca compro nada. Que digo yo que la podían decir cuatro horas antes, cuando todavía conservamos los riñones y los pies en buen estado.
En cuanto a las cuestiones automovilísticas no voy a entrar en machismos sin fundamento, porque como ocurre con los hombres, las hay buenas y malas conduciendo. Aunque el aparcamiento ya es un reto diferente... Es casi peor la mujer no conductora, esa siempre encuentra aparcamiento en la entrada de un garaje o en la plaza de minusválidos.
Los hombres tenemos el sexo metido en la cabeza, pero las mujeres en la lengua. Son capaces de contarse entre ellas hasta el mínimo detalle de sus experiencias sexuales sin ningún tipo de pudor. Nosotros fardamos, ellas dan pelos y señales.
Hay que tener cuidado con las frases trampa. Siempre hay que partir de la base de que nunca se va a salir victorioso de ellas si no eres capaz de mantener la boca cerrada pase lo que pase.
Si una mujer tiene cara de ogro estreñido y osas preguntarle, siempre ocurrirá lo mismo: ¿Qué te pasa?.Nada. ¿Estás enfadada?. No. ¿Seguro?. Si no lo sabes tú yo no te lo voy a decir... ¡Zás!, otra frase femenina de serie.
No hay que perder el tiempo, jamás entenderán el fuera de juego, ni la alegría que supone ganar un torneo en el Fifa.
Eso sí, poseen una glándula especial en el cerebro que les hace recordar todas las fechas, aniversarios y cumpleaños. Nunca tolerarán que nosotros no la tengamos.
¿Es realmente necesario parar tantas veces en el viaje para hacer pis?. Sales de casa y antes de incorporarte a la Nacional 1 ya te miran con cara de lástima (creo que la entrenan) y te dicen: vaya, pues yo ya me estoy haciendo pis, he bebido un vaso de agua antes de salir y... Ahí salta la duda sobre anatomía, ¿de verdad tienen vejiga?. Hay manantiales con menos líquido que ellas.
En fin, Mujeres, seres complejos de la naturaleza que poseen todas las características para poder dominar el mundo.
No podemos vivir sin ellas, pero con ellas, hay veces que tampoco.


miércoles, 27 de octubre de 2010

Masculino singular



Todos los hombres somos iguales. Una afirmación común entre el sector de las féminas, que a pesar de caer en el error de lo genérico, no por ello deja de tener su punto de verdad.
Reconozcámoslo tíos, somos simples, más que el mecanismo de un chupete, pero ¿realmente os importa?. Yo creo que si hay un mamífero del género másculino al que no le molesta, ni incomoda siquiera un poquito su simpleza, esos somos nosotros.
Dos conceptos: Fútbol y Sexo (el orden de los factores no altera el producto). Un binomio perfecto y la base científica de todo macho común de la especie humana. Si a un hombre le preguntas qué prefiere de las dos cosas, no sé qué contestará, pero pensará con toda seguridad que sexo mientras ve el fútbol.
El cerebro masculino se compone de diversos elementos que forman un todo compacto y duro, muy duro.
Tenemos un núcleo central ocupado por el pensamiento sexual, sería como nuestro sol cerebral, en torno al cual giran el resto de espacios.
Un hombre no mira una teta, mira las dos. Es una cuestión de instinto depredador, derivado de nuestros años de lactancia. Lo de observar el trasero es más que nada para no dejar cabos sueltos.
El macho alfa dominante es aquel que se adueña del mando a distancia y lo hace su cetro de mando, su batuta, la extensión de su brazo, su amigo, su tesoro.
Igualmente, es generalizada la acusación de que no escuchamos. Es cuestión de audición selectiva, de un poder de concentración concreto. Es tan sencillo como saber tocar la tecla adecueda, me refiero a utilizar ciertas palabras clave que harán automáticamente que prestemos atención. Aunque si nos tocan la otra tecla obvio que también agudizamos los sentidos. Las dos palabras fundamentales son de nuevo el binomio: fútbol y sexo.
¿Por qué nunca escuchamos a un bebé llorando de noche?, ¿por qué escapamos siempre de las preguntas personales?. Selección natural amigas.
Existe una pequeña glándula en todo cerebro masculino que es la que se encarga de la puntería en la micción. Aunque parezca tiro hecho, hay veces que la gesta no es tan secilla. Todo hombre que se precie amanece con la bandera izada, factor condicionante para que el chorrillo acierte en el centro de la diana. Eso sin contar cuando se divide en dos y las probabilidades de acierto se ven obviamente divididas, además de los movimientos compulsivos para intentar atinar sin éxito.
Las tareas domésticas se nos atragantan igual que a vosotras, pero en general somos más vagos. Lo único que limpiamos es el coche y no siempre. Eso de que vosotras lo hacéis mejor no es más que una excusa barata para escaquearnos, pero se dice que lo que funciona es mejor no tocarlo. Tenemos dentro un experto en excusas.
Manejando una plancha somos unos zotes, pero con el mando de la play somos unos figuras y podemos pasarnos horas y horas ejercitando los dedos sin acusar el cansancio.
Básicamente somos como perros de Paulov que respondemos babeando a ciertos incentivos que tienen más que ver con el órgano reproductor femenino, que con la inteligencia que se nos presupone.
Pero chicas, mujeres del mundo, a pesar de los pesares, aunque os duela, sabéis y podríais vivir sin nosotros, pero no queréis.
Y lo que es más importante, ¿no es cierto que sin nosotros vuestra vida sería un poquito más aburrida?

martes, 26 de octubre de 2010

El número 34


La primera vez que le vi me invitó a pasear en su pequeño coche, tan pequeño que cabe en su diminuta palma de la mano. Pero los coches mágicos son grandes y espaciosos por dentro. Tiene una musiquita suave y repetitiva, que precede al anuncio de la siguiente parada.
Esa tarde nos fuimos, montados en ese particular vehículo, a la playa, de compras, a la montaña, y a comer una hamburguesa, porque el coche también decide cuándo se tiene hambre.
Unos minutos más tarde me di cuenta de que ese automóvil no funcionaba con gasolina, como suele ser lo habitual, sino que lo hacía única y exclusivamente con su risa, la del duende 34.
Durante unas semanas he visto el pequeño cochecito aparcado, sin moverse, sin músiquita, sin combustible.
Ya sabéis que mis amigos los duendes son especiales, tienen una magia en su interior que te hacen pensar en lo importante de la vida, que te enseñan a vivir al minuto y dejar el futuro para más tarde.
Tan seguro es que el mañana llegará, como que el hoy se nos escapa.
Este duendecito te mira con sus grandes ojos marrones de pestañas largas, te sonríe con la ternura y la pureza de los que llevan poco tiempo pisando este mundo, mientras pelea contra un malvado bichejo que desea su luz interna.
Y así lucha, de la misma forma que mueve su pequeño coche, con su risa.
Es el número 34 de casos parecidos en nuestro país, eso le hace aún más especial.
Mientras tanto los demás le buscamos un sentido a nuestra existencia que casi nunca encontramos. Quizá no estamos preparados para hallarlo.
Pero la vida nunca para y sobre su línea del tiempo vamos montados. Depende de nosotros bajarnos tristes y cabizbajos, o sonriendo sabiendo que somos afortunados de haber podido montarnos.

Para Manu, de Oncología del Hospital Niño Jesús.


lunes, 25 de octubre de 2010

Un ríñón, un ojo de la cara y una almendra


Hay que ver lo que cuestan las cosas. Desde que hace una década cambiáramos de moneda y con ello los todo a cien por los todo a un euro, y el redondeo siempre tira hacia arriba más que hacia abajo, los bolsillos se nos vacían a gran velocidad y sin mucho que hacer al respecto.
Y es que no es necesario pensar en cuestiones básicas como pueden ser los alimentos, que por descontado cada vez están más caros, basta con fijarse en los precios en general.
Todos estamos hartos de escuchar la cantidad de cosas que debemos incluir en nuestra dieta para estar sanos y para que sea equilibrada. Pero si hiciéramos caso de todas esas recomendaciones, lo que íbamos a tener desequilibrada es la cuenta corriente.
Hay que comer pescado azul, que yo hasta ahora pensaba que era un tipo de pez, pero visto el precio ya estoy convencido de que se le llama así por su sangre, que debe ser de alta sociedad, casi Real, de ahí su coste.
Las verduras y las frutas son muy sanas y necesarias por su aporte vitamínico, y por sus propiedades en general. Si lo que quieres es comprar a buen precio, por ejemplo, un kilo de manzanas que al morderlas te dejes dos dientes y encima sepan a pepino, lo tienes fácil.
¿Una manzana que sepa a manzana?, sí claro, y también querrás unos plátanos de canarias, esos de las pintitas negras, que yo creo que aquí se las pintan con un rotring. Las peras de agua te las ponen con flotador, a ver si cuela.
En el fondo es que somos unos sibaritas inconformistas.
Hay que fomentar la lectura, tan sólo te hace falta una media de 20 euros por libro para fomentarla. ¿Hay ediciones de bolsillo?. Sí, y también oculistas frotándose las manos.
Ir al teatro, al cine, a musicales u otros espectáculos, no está hecho para todos los bolsillos. Yo me imagino a una famlia que quiere ir con los niños al cine, y con que sean dos niños y dos adultos, con poquito se dejan 60 euros. Como para hacerlo a menudo.
Caso aparte es el deporte. Me gusta oir esos discursos políticos, por ejemplo en la Comunidad de Madrid, de las alternativas a los botellones y cosas insanas para los jóvenes. Hay que fomentar el deporte. Si tenemos en cuenta que jugar una hora en polideportivos de la Comunidad te cuesta más de 180 euros, o que dar clases de natación de treinta minutos te cuesta 20 euros, el deporte rey seguirá siendo el empine de codo para olvidar las penas.
Y es que cuando se nos vacían los bolsillos comienzan los empeños. No, no en el sentido de encabezonarte en hacer algo, sino en la venta de tus órganos para salir adelante.
Si sumamos la comida, el ocio, el deporte y otras cuestiones, empezamos por un riñón, seguimos por un ojo de la cara y de regalo damos una almendra, que en la cesta navideña me entran muchas garrapiñadas.

domingo, 24 de octubre de 2010

De rutas (III)

Esta semana os propongo una excursión a la Peña de la cabra, a escasamente 80 km de Madrid, por la carretera de Burgos, cerca de Prádena del Rincón. Una senda forestal que nos permite descubrir unas magníficas panorámicas en 9 km de marcha a pie. Si sigues nuestro camino, espero tus comentarios.


sábado, 23 de octubre de 2010

Al otro lado del espejo (VI)

Centramos nuestra sección dedicada al enigma y el misterio, en la maldición que sobrevuela la imagen de uno de los mitos de Hollywood y su trágico desenlace.
Hablamos de James Dean, el misterio que rodea su muerte, y la posible maldición que tenía el coche deportivo en el que murió.

viernes, 22 de octubre de 2010

El misterioso caso del puro apagado


Por cuestiones laborales obvias, mantengo una estrecha relación diaria con numerosos políticos. Eso me permite, siempre desde la prudencia, analizar sus características y particularidades, que no son pocas.
Me arriesgaría a decir que algunos incluso son como niños grandes, pueden llegar a pelearse por las cosas más insignificantes, convirtiéndolas en polémicas airadas y enfrentamientos acalorados que suelen acabar tan rápido como el ruido gaseoso al destapar una coca-cola.
El último ejemplo lo tenemos en Cantabria, autonomía que cuenta con un Presidente aficionado a los puros además de a las anchoas, y que tiene la costumbre convertida en ritual, de dejar a medio apagar su habano semioculto en una repisa de una de las ventanas del Parlamento. Su indignación vino cuando al salir de la cámara se encontró su puro, no solamente apagado, sino espachurrado en el suelo.
Después llegó la denuncia pública y la aparición del culpable, el Presidente del PP de Cantabria, que lejos de mostrarse arrepentido, se jactaba de haberlo hecho por higiene y respeto a los demás.
Y yo me pregunto, ¿no habrá cosas más importantes en este país como para que los españoles tengamos que contemplar como noticia semejante sainete?
A pesar de ello, da gusto encontrarse en ocasiones con políticos que se expresan correctamente, que lucen una preparación que salta a la vista y que quizá no están tan maleados en la guerra entre partidos.
Porque es justo decir que hay de todo, los que intentan ser pero derrochan quiero y no puedo, los que no podrían convencerse ni a ellos mismos con los mítines sin fundamento y mal aprendidos que repiten incesantemente. Y luego están los que realmente tienen ideas, buenas maneras de plantearlas, pero tienen que luchar contra la opinión pública y contra sus propios compañeros de partido.
Lo que está claro es, que lo que no necesitamos los españoles es tener que tragar con polémicas de patio de colegio, que demuestran lo quejica de uno y la mala leche de otro.
Que se peleen por otras cuestiones que sirvan para mejorar nuestra calidad de vida y nuestras pretensiones, que no estamos para preocuparnos por las bobadas de otros, ya tenemos suficiente con solucionar cada uno de nosotros una serie de problemas bastante más importantes.

jueves, 21 de octubre de 2010

Deja para mañana lo que no puedas hacer hoy


La vida se ha convertido en un gran reloj al que miramos de reojo constántemente. En ocasiones se nos olvida que hay tiempo para todo a lo largo de un día, que no es más que una cuestión de organización personal el hacer hueco a aquello que nos sirve de pequeño alimento para encontrarnos mejor con nosotros mismos.
Por supuesto que exísten las obligaciones diarias, aquellas que tanto si queremos como si no, debemos cumplirlas porque no nos queda otro remedio. La sociedad está establecida así, con ese ritmo y esas exigencias que nos sacan el estrés por las orejas.
Sin embargo, probablemente podamos cambiar esa situación de una forma sencilla, sin la necesidad de tomar medidas drásticas ni grandes modificaciones.
Quizá sea sólo cuestión de pequeños gestos.
Escuchar una canción puede llevarte como mucho 5 minutos. Si eliges una de tus preferidas, cierras los ojos, y durante su duración relajas la mente y te dejas llevar, ya estás rompiendo el estado de ánimo anterior de forma drástica.
Lo que es necesario aprender es la capacidad de concentración en los aspectos relajantes de la vida.
En ocasiones, una siesta de cinco minutos puede ser más reparadora que una de dos horas con pijama y orinal.
Tenemos una máquina más perfecta de lo que creemos, que es nuestro cerebro. Lo malo es que nos viene sin instrucciones y debemos aprender a manejarlo nosotros mismos poquito a poco.
A lo largo de un día, puede disfrutarse de una comida, de echar un vistazo por la ventana, de un paseo de camino al trabajo, de mirar una foto y emparejarla a un pensamiento, de un beso o de una risa.
Debemos aprender a distribuir el tiempo, porque un minuto da para pensar, decir y hacer muchas cosas.
Infravaloramos los segundos, pero cuánto no daríamos por pasar siquiera unos segundos con personas queridas que ya no están a nuestro lado.
Vivir y ser feliz, es lo único que no puede dejarse para mañana.


miércoles, 20 de octubre de 2010

Las amistades complejas


Cada uno somos de nuestra madre y de nuestro padre desde que nacemos. Con esta frase hecha, no quiere decir que seamos de su propiedad, sino que cada uno de nosotros tenemos nuestra especial forma de ser y las particularidades que ello implica.
Desde que el mundo es mundo hay una serie de enemistades establecidas, no se sabe exactamente por quién, que nos dejan bien claro que hay especies incompatibles y tan imposibles de mezclar como el agua y el aceite.
Pero, ¿qué pasaría si nos diéramos cuenta de que eso no tiene por qué ser obligatoriamente así?
La mayoría de los ejemplos nos llegan del mundo animal y se convierten en coletillas habituales de nuestro vocabulario; se llevan como el perro y el gato, juegan al ratón y al gato...
Sin embargo, siempre he creído que estos casos se producen por cuestiones de instinto o por el carácter depredador de uno sobre el otro.
Si desde que nacen, juntamos a un perro y a un gato, estoy más que convencido de que serán los mejores amigos para el resto de sus vidas. Viéndose como iguales, suprimiendo ese instinto que hace buscar la supremacia del uno sobre el otro, sin prejuicios establecidos.
Así somos los hombres, nos enemistamos unas razas con otras y buscamos siempre el dominio sobre los demás, con resentimientos heredados e ideas preconcebidas.
Si fuéramos capaces de romper con aquello que oscurece nuestro interior, que nos pone vendas en los ojos y nos hace ser depredadores de nuestros semejantes, la vida sería distinta y no existirían las enemistades eternas.
El amor lo puede todo, y hace que no haya nada imposible. Como muestra os dejo la historia de este video.

martes, 19 de octubre de 2010

El poder de la fantasía


Vivimos en un mundo en el que el dinero se ha convertido en el verdadero poder del ser humano. El tanto tienes, tanto vales, desgraciadamente no siempre es una frase hecha. Pero hay poderes capaces de vencer a las fuerzas más dominantes de este planeta. A veces recurro al poder de la risa, hoy al de la fantasía.

Cuenta la leyenda que en la lejana ciudad de Hong Kong,  en lo alto del monte Victoria, donde la vista no alcanza y las grandes piedras sirven de refugio, habita un gran dragón de enormes dientes y garras gruesas y fuertes.
Cada noche, el dragón baja de la cima del monte hasta la orilla del mar para poder saciar su sed. Camuflado en la oscuridad de la noche, bebe y recupera fuerzas para permancer en su escondite durante el día.
Los más viejos del lugar, dicen que en su camino nocturno, si el dragón se encuentra a algún niño despierto, se convertirá en su presa y lo devorará de un bocado.
Por eso los niños deben obedecer a sus mayores cuando les mandan a la cama, antes de que llegue la hora en la que el gran lagarto de fuego realice su descenso al mar.
Hace unos años, llegaron unos empresarios que especularon con el terreno de la base de la montaña. Se le encargó a un arquitecto un enorme edificio, un rascacielos imponente que ocupaba la primera línea de playa.
Los niños miraban horrorizados la nueva construcción, lloraban aterrados al pensar que el dragón tenía bloqueado el paso y ya no podría bajar a beber agua del mar.
Temían que ello provocara su enfado y en su ataque de ira, decidiera comérselos aún estando dormidos a su paso.
Fue tal la presión, el poder de la fantasía de estos pequeños, que el arquitecto decidió cambiar el edificio.
Realizó un agüjero en el centro del rascacielos, para que el dragón pueda pasar por él cada noche en su camino al mar.

No es ninguna fábula, la historia aunque sorprendente, es real. Si alguna vez visitáis Hong Honk podréis comprobarlo.
La fantasía de unos niños hizo cambiar lo casi imposible.
La historia es como nuestro hombre del saco de España, aunque creo que de esos tenemos demasiados sueltos y no ceden tanto a la especulación inmobiliaria.

lunes, 18 de octubre de 2010

Licenciado en Lunitis


Desde muy temprana edad he mantenido una extraña relación con los lunes, especialmente por la mañana. Con el paso de los años, he desarrollado una especie de resignación, a la que también podríamos denominar como obligada responsabilidad, que me ha hecho ir evolucionando en esta relación de la que hablo.
Los que pertenecemos a una generación concreta, encontramos en la película de E.T la idea perfecta de cómo combinar termómetro y lamparita para subir lo deseado el mercurio. Los hay que jamás dominaron esta técnica y tenían una fiebre tan alta que ni el menos espabilado de los progenitores mordería el anzuelo. Caso aparte son los que rompieron más de un termómetro.
A fin de cuentas, para mí esos siempre fueron unos simples aficionados.
Aún recuerdo a mi hermana preguntándose en voz alta por qué ella iba al colegio cada lunes, mientras yo sufría una semana tras otra una enfermedad incurable... al menos hasta un par de horas más tarde. Habilidad querida hermana, habilidad.
Una combinación de cara inocente, interpretación impecable y manejo del sentimiento materno eran esenciales. Las madres siempre recurren a trucos y saben que la enfermedad no es tan grave, pero en el fondo son madres y en la batalla psicológica acaban perdiendo.
Todo comenzaba el domingo por la noche, ahí ya se gestaba lo que iba a suceder a la mañana siguiente. Mala cara y dolor de tripa, síntomas claros de esta grave enfermedad llamada Lunitis, conocida científicamente como Nachitus fingis, que llegó a tal grado de perfección que el dolor era real.
Por increíble que parezca, era un dolor que conseguí crear de verdad, con claros tintes psicosomáticos, ya que la duración del dolor era exactamente proporcional al tiempo que tardaba en librarme de ir al cole. Aunque también me funcionó en clases extraescolares de inglés, tenis, judo y un largo etcétera.
Antes he dicho que las madres intentan trucos, pero no saben que en el fondo están colaborando y jugando en su contra. Agua con azúcar simulando un jarabe para el dolor de estómago. ¿Eso es todo?. Poca defensa contra un profesional.
El caso es que con el paso de los años, aunque no ejerzo, soy titulado en Lunitis, con Máster en dolor de tripa.
Hay cosas que no cambian, así que lo mismo un día de éstos, me saco el Doctorado.

domingo, 17 de octubre de 2010

De Rutas (II)

En nuestra sección dedicada a las excursiones, a los nuevos destinos y rutas con encanto, nos desplazamos en esta ocasión hasta un maravilloso lugar en la provincia de Toledo, concretamente al Río Estena, en el Parque de Cabañeros, una de las joyas naturales que tenemos en nuestro país.

sábado, 16 de octubre de 2010

Al otro lado del espejo (V)

Desde el principio de la historia, el ser humano siempre ha buscado la forma de crear la vida artificial. Desde los autómatas ideados por los ingenieros griegos, a los últimos inventos de la Ciencia, pasando por visionarios como Asimov, el ser humano se acerca a cumplir aquello que el cine nos ha contado tantas veces, pero que puede estar más cerca de lo que pensamos.
En nuestra sección radiofónica de enigmas y misterios, lo hablamos con David Zurdo.


viernes, 15 de octubre de 2010

El instante del semáforo


Exísten situaciones de corta duración que tienen la capacidad de ser ricas en sucesos múltiples. Pequeños espacios de tiempo que dan pie a numerosos gestos, miradas y cruces de intenciones. Hay momentos breves que por lo general resultan incómodos, como por ejemplo un trayecto en ascensor. Sin embargo, quizá inducidos por un falso sentimiento de aislamiento u cobijo producido por un vehículo, las paradas obligatorias ante un semáforo dan para mucho.
Mi preferido es el que llamo la pillada del moquillo, que como su nombre bien indica, supone la excavación minera nasal del conductor del coche de al lado, utilizando su dedo meñique a modo de tuneladora giratoria. La segunda parte de este suceso es la extracción, luego la observación de lo obtenido y por último, la búsqueda de la ubicación correcta para dejar el perdigón.
Quizá la segunda que más me gusta es la del maquillaje exprés, que también su propio nombre lo define. Pero es francamente sorprendente la habilidad y la rápidez con la que algunas mujeres son capaces de aprovechar el semáforo para bajar el espejito del parasoles del coche, ponerse el rimel en los ojos, espolvorearse la cara y pintarse los morros. Creo que los que cambian los neumáticos en la fórmula uno, definitivamente son mujeres.
Puedes encontrarte también al que va fardando de su coche y está encantado de que todo el mundo le mire, de hecho hace todo lo posible para no pasar desapercibido. Baja la capota, sube la radio o se pone una gorra de colores, cualquier cosa para captar miradas.
Otra opción es la llamada me estás mirando porque soy muy guapa, que aunque puede ser que la chica no esté mal, la situación se convierte en ridícula por su intento de mantener la pose. Hay otra modalidad en este tipo, que es la estás mirando porque está muy buena, que suele ser llevada a cabo por el típico machito pasado de moda, que incluso sitúa la mano en el muslo de ella para marcar territorio mientras mira desafiante.
Existe el corredor de rallyes, que es el que va con el asiento muy alejado del volante, los dos brazos estirados y pisando ligeramente el acelerador para que ruja el Seat león negro, que no sé porqué suele ser el coche preferido entre este tipo de especímenes.
Otro que me encanta es el momento bostezo, muy común en mis viajes mañaneros. Nunca pensé que hubiera bocas que pudieran abrirse tanto.
El que habla solo ya no sorprende, los manos libres han roto el encanto.
Y luego está el momento descojone, que es cuando el del coche de al lado se va partiendo de risa y puede llegar a ser incluso contagioso.
En definitiva, el instante del semáforo es tan intenso y fructífero como corto, para descubrirlo basta sólo con sentarse a esperar que se encienda la luz oportuna, y observar a tu al rededor con detenimiento.
Cada momento en la vida tiene su encanto.

jueves, 14 de octubre de 2010

A palabras recias, oídos gordos


En esta vida no es lo mismo oir que escuchar. Para lo segundo se requiere un ejercicio de concentración mayor, además de una intención clara de poner atención a lo que los demás tienen que decir. 
Muchos sólo oyen el murmullo, ya que únicamente son capaces de escucharse así mismos. Es cierto que en el fondo es lo más fácil, pero a la larga empobrece al ser humano.
Viendo salir al último de los mineros chilenos, después de casi 70 días más cerca del núcleo de la tierra que del sol, no puedo evitar pensar en aquellos que han sido incapaces de escuchar los riesgos y exclusivamente se han preocupado por sus beneficios.
Porque no nos engañemos, detrás de esas minas hay unos dueños. Personas que no sienten remordimientos ante sus actos, negligencias o abusos, siempre y cuando puedan escuchar el sonido del dinero.
Venezuela me toca de cerca, así que tampoco me pasa por la garganta el presidente carnavalesco eternamente disfrazado de libertador. Abanderados indispuestos, terroristas refugiados y guerrillas protegidas, son algunos de los adjetivos que los venezolanos cargan a sus espaldas gracias a que su mandatario no tiene ni la más mínima intención de escucharlos.
Quizá tengamos que hablar más alto, más fuerte, más recio para que los que se resisten acaben abriendo sus oídos sin remedio.
Porque la vida pertenece a aquellos que están dispuestos a vivirla con sus pros y sus contras. Porque todos tenemos derecho  a ser escuchados, así sea susurrando, que sería lo ideal, o alzando la voz si es necesario.
Que los murmullos no sean ruido de fondo, sino coros de libertad altos y claros.

miércoles, 13 de octubre de 2010

¿Dónde está mi móvil?


Los menos jóvenes de edad, que no de espíritu, recordaréis cuando vivíamos hace relativamente poco sin teléfonos móviles. Y por increíble que le pueda parecer a los menos viejos, conseguíamos vivir y de hecho lo hicímos durante muchos lustros.
Ha llegado un momento en el que parece que somos incapaces de salir a la calle sin nuestro teléfono, la reacción cuando te lo dejas olvidado es casi como si hubieras salido de casa en pelotas y tuvieras que volver corriendo sin ser capaz de dar un paso más.
Pero ojo, que hay personas con un grado de dependencia preocupante. Desconozco si se ha encontrado un nombre que pueda aplicarse a esta obsesión, así que si hay un médico en la sala que conozca una nomenclatura específica para el diagnóstico, que nos ilustre o calle para siempre.
Hay gente que se ha gastado miles de euros en mensajes de texto y supongo que también en cremas para los callos de los dedos. Utilizan el móvil como una necesidad enfermiza, de forma casi compulsiva.
Hemos llegado a un punto en el que los niños tienen antes teléfono que dientes, aunque en ciertas ocasiones entiendo la tranquilidad que puede aportar a los padres.
Lo cierto es que soy el primero al que le encanta cacharrear y tener un iphone que te hace hasta un colacao si se lo pides con educación. Pero en mi caso es más bien enredar por enredar que la dependencia como tal.
Antes llamábas a alguien a su casa, y si no estaba no había nada más que hacer. En cierto modo era una forma de libertad y privacidad, pero de eso nos va quedando poco y por voluntad propia, así que no podemos quejarnos.
Particularmente me resultan ridículos los que utilizan los manos libres mientras andan por la calle. Parece que quieren que todos nos vayamos enterando de que van hablando y de lo interesante que es su vida. Y eso que ya nos hemos acostumbrado, porque no hace mucho todos nos girábamos y tomábamos por loco a un tipo que iba hablando solo.
No soporto a los que hablan a gritos, a los que no son capaces de ponerlo en silencio en el cine y a los que mandan mensajitos en cadena.
Me pone nervioso los que no contestan y lo dejan sonando un buen rato, con una musiquita que dan ganas de hacérselo tragar al dueño hasta el píloro.
Ideas pacíficas aparte, es un buen invento. Aunque creo que llevan nicotina dentro o algo similar que lo hace adictivo, y nos provoca odiarlo y necesitarlo a partes iguales.
Os seguiría contando... pero es que me está sonando el móvil.

martes, 12 de octubre de 2010

Día de la hispanidad


En calidad de objetor de conciencia que retrasó todo lo posible su incorporación al servicio militar obligatorio, tanto como para librarme finalmente, no puedo tener un sentimiento distinto a esta celebración anual que no sea el de incomprensión.
Por delante va mi máximo respeto a los seguidores de este tipo de espectáculos militares, pero nunca he entendido la necesidad de gastar dinero en un desfile que no creo que sea del agrado de la mayoría de la población. Quizá haya gente a la que le haga gracia asomarse unos instantes por la ventana y ver los aviones pasar, pero tampoco creo que les vaya la vida en ello.
Es cierto que si se trata de gastar dinero, hay muchas otras cosas en las que se hace y tampoco nos quejamos, pero tal vez deberíamos. Llevo toda la mañana escuchando el recorte que se ha hecho para este año, pero es que la situación económica no está precisamente para dispendios, así que entra dentro de la lógica que se haya tenido en cuenta. Aún así, desde mi humilde opinión como contribuyente, sigue siendo excesivo.
Si hicieran un referéndum entre los españoles, quizá el futuro de este tipo de eventos no sería demasiado alentador. Se puede pensar en la cantidad de gente que acude a La Castellana a vivirlo en primera persona, pero no estoy muy seguro de si van por sentimiento patrio o sólo para pedir la dimisión de Zapatero. Por los gritos me quedo con la opción dos.
Más allá del espectáculo de las Fuerzas Armadas, la otra característica de este día, llamado también de la Hispanidad, es llevar a cabo un hermanamiento cultural entre los distintos pueblos Iberoamericanos. No está mal la idea, pero este buen rollo, esta integración cultural y este respeto mutuo, debería ser de una duración más alargada a las 24 horas.
Sin olvidar la historia, ya que se podría poner entre comillas la palabra fiesta, dado el origen de esta celebración. Pero la historia forma parte de nuestra existencia, para bien o para mal, y por el bien de todos conviene tenerla en los libros, pero no convertirla en actualidad. 
Al menos yo, le agradezco a la historia las personas tan maravillosas que ha traído a mi vida desde el otro lado del charco.


lunes, 11 de octubre de 2010

Las botas de agua


Son muchos los recuerdos que pueden tenerse de un día de lluvia. Se nos pueden venir a la mente los pensamientos melancólicos, que parece que son los primeros en aparecer en nuestra cabeza cuando el día se pone el traje plomizo, y las primeras gotas hacen su aparición.
Sin embargo, más allá de la agradable sensación de ver las gotas en los cristales, de observar a través de la ventana cómo cae la lluvia mientras permances guarecido bajo una manta caliente, vienen los recuerdos que te marcan especialmente cuando eres pequeño.
A prácticamente todos los niños de este mundo les encanta saltar sobre los charcos, parece que es algo obligatorio, si eres niño, no te importa mojarte los pies. Eso cambia cuando eres mayor, la película es totalmente distinta; Si te mojas los pies, gruñes.
Recuerdo aquellas botas de goma azul y suela blanca que mi madre me ponía para ir al colegio los días de lluvia. Tenían un forro como de borreguito por dentro, un detalle que las hacía especialmente calentitas a la par que incómodas.
Me explico. El forro tenía la fastidiosa virtud de succionar el calcetín de tal forma, que a los pocos minutos, la punta de la bota almacenaba la totalidad del calcetín hecho un burruño. Por más que los estiraras cuando ibas notando la succión, por más que tirases de ellos casi hasta poder ponértelos de leotardos, siempre acababan arrugados en la punta y tu pie desnudo.
Para rematar la jugada, el contacto del pinrel con el forro de borrego, producía una sudoración involuntaria que provocaba la humedad de la extremidad, pero también el arrugamiento garbancero de la misma.
En días como hoy en los que llueve, aún se me viene a la cabeza el recuerdo de estas botas, con una mezcla de cariño y rechazo al mismo tiempo. 
Lo que está claro es que muchas veces los padres son crueles con los hijos, aunque sea de buena fe. Buscan que el niño esté calentito y no se enferme, pero no son conscientes de los posibles traumas que pueden causar.
Mi consuelo, que ya me tocará ser padre, y ahí vendrá mi venganza.

domingo, 10 de octubre de 2010

Al otro lado del espejo (IV)

Hoy dedicamos nuestra sección radiofónica de Enigmas y Misterios, a la figura del mal por excelencia: Satán. Su numerología y sus distintos nombres a lo largo de la historia. Como siempre, inquietante y terrorífico...

sábado, 9 de octubre de 2010

Real love, John Lennon


Ayer se cumplían 70 años del nacimiento de John Lennon. Por todos es conocida mi Beatlemania y mi especial predilección por este gran compositor y músico. Así que en esta efeméride tan especial os dejo para el recuerdo el sonido de la canción que Lennon dejó sin acabar en 1980, y que posteriormente, en 1995, con el arreglo del resto de los integrantes de los Beatles, se convirtió en número 1 de las listas estadounidenses.


viernes, 8 de octubre de 2010

Helarte moderno


No comprendo las nuevas tendencias artísticas. A veces lo llaman Vanguardia, otras simplemente lo tildan de Moderno, pero en muchas ocasiones a mí me parece una tomadura de pelo.
Resulta que te encuentras con un lienzo en blanco de dos metros de ancho por tres de largo, con un puntito negro en el centro, y lo que para mí es la obra de una vago con un par de huevos, en realidad es la máxima expresión de uno de los nuevos genios más influyentes de nuestro tiempo.
Nunca falta el gafapasta de turno, con su boina, bufanda y perilla, que sujeta con la mano derecha su pipa y con la izquierda se masajea la barbilla, que entornando los ojos para forzar la cara de intelectual, dice con absurdo convencimiento que se trata del reflejo de lo singular dentro de lo plural, una sintésis pragmática de la existencia insignificante del ser humano dentro de un mar de conocimiento, que se refleja en un punto como metáfora de la inflexión de la nada intentando camuflarse en un todo mecanizado, que supone la rebeldía de la naturaleza ante la negrura de la conciencia del hombre, de la especie que se extingue como un punto en el infinito... Vamos, que a esa gente te la llevas al baño y a lo que mi abuelo lo llama hacer de vientre, ellos lo convierten en Art decó.
Está claro que para gustos están los colores y que la apreciación del arte es algo muy de cada uno. Pero nunca faltan los que no entienden ni papa de lo que están viendo, pero como los que le rodean dicen que es la bomba, va a misa.
Reconozco que teniendo en cuenta mi predilección por Vermeer y Velázquez, lo moderno se queda un poco lejano a mi gusto. Aún así soy absolutamente capaz de reconocer algo que me parezca bueno u original aunque nunca lo tuviera colgado de una de las paredes de mi casa.
Resulta que poner una silla del revés en una esquina o colgar un caballo del techo, es arte. Visto lo visto, los ceniceros de macarrones que todos hicimos a nuestras madres en el colegio, expuestos en la galeria oportuna, deben de valer un dineral.
Como asumo mi incapacidad de comprender estas nuevas tendencias tan modernamente contemporáneas, cada vez que me pregunten: ¿Qué es el arte?, seguiré recurriendo al chiste fácil y contestaré con la ironía que me caracteriza; que el arte, es morirte de frío.

jueves, 7 de octubre de 2010

La venganza del mosquito trompetero



Desde hace unas cuantas noches vengo sufriendo el ataque indiscriminado de un insecto volante no identificado. Surca mi espacio aéreo con nocturnidad y alevosía, produciéndo en mí unos movimientos eléctricos al más puro estilo streetdance, que ni Michael Jackson en sus mejores momentos.
En el silencio de la noche, un sonido agudo de trompetilla chirigotera se cuela en una de mis orejas y me sobresalta de tal forma que la reacción natural es más perjudicial que la propia picadura. Sí, me auto-agredo, vamos que me doy de guantazos a mí mismo.
Y es que ante ese sonidito, parece que la mano se te dispara como un mecanismo de defensa mal calibrado. Con el resultado de que al final de la noche acabo con más bofetadas que picaduras.
Le he buscado de día, pero es un tipo escurridizo, sabe esconderse. Ya le he atribuído inteligencia. Incluso el trompeteo se me va pareciendo cada vez más a una risita burlona. ¿Por qué los mosquitos sólo suenan de noche?.
Parece mentira que un ser tan diminuto pueda causar tantos estragos, pero es que el puñetero es rápido e insistente, no se rinde facilmente. Así que ya estoy pensando en adoptarle como mascota, ya que por su tamaño es perfecto para las dimensiones de mi piso. Espero que Ruperto no crezca mucho.
Sí, le he puesto nombre, Ruperto. Porque como siga rondándome, de tanto guantazo, alguno me doy malo y me quedo tuerto.


miércoles, 6 de octubre de 2010

Mirando vidas



Me gusta sentarme en los bancos de los parques, o en alguno estratégicamente bien situado en una calle y ver la gente pasar.
Imagino las vidas de todos aquellos que desfilan por delante de mí, les pongo pensamientos en sus cabezas e incluso voces en sus bocas. Les adivino sueños, tristezas o sentimientos fugaces.
Me gusta jugar a crear una historia en torno a ellos, basándome en sus características físicas, gestos o actitudes. Como una obra de teatro en el que yo escribo los guiones, las horas pasan rápidas, casi fugaces, con unos actores ajenos a mi particular manera de distracción.
Veo pasar una mujer agarrada del brazo de su marido. Él con el gesto serio, ceño fruncido y mandíbula apretada, como si hiciera fuerza para no soltar un bramido. Ella está ausente, la imagino triste. Mira sin ver a los niños que juegan con una pelota en el parque. Extraña a sus nietos, pienso. 
Va vestida con una falda oscura, lisa, por debajo de las rodillas. De corte clásico y con una sencillez que no parece comprada de tienda. Quizá una vida de costurera o de hacer remiendos en casa para sus hijos y su rancio marido. Ella es buena cocinera y habladora. Lo segundo lo dicen sus ojos, lo primero lo adivino por la gordura que demuestra su búsqueda de consuelo en la comida.
Sueña con poder tener unas amigas con las que reír y hablar durante horas, quizá una hija a la que visitar a diario, o unos nietos con los que frecuentar ese mismo parque. 
No le quiere, pero si le pregunto me responderá que así era la vida entonces, que no es como ahora que las mujeres en seguida pueden separarse. Se resigna y conforma, eso pienso.
Me gusta imaginar la vida de otros mientras las observo, rozando lo James Stewart, sin silla de ruedas ni prismáticos, aunque sí con una gran ventana indiscreta hacia la vida.
Imagino todo eso con la sensación de que todo en la vida puede cambiarse, que quizá sean otros los que nos observen y piensen cómo son nuestras vidas. 
Brindemos entonces un gran espectáculo, viviendo felices cada minuto de nuestra vida, para que se nos contemple de forma positiva cuando pasamos por delante de los escaparates de los que nos miran.

martes, 5 de octubre de 2010

El frío


El verano se aleja y nos devuelve la sensación de la nariz fría asomada por encima de las sábanas. El retorno del edredón de plumas que nada más acostarse sobra, pero que siempre se acaba buscando cuando la noche avanza. 
El primer frío es el que se añoraba, el que irá creciendo para hacerse más fuerte y hará que cuando el verano retorne, se le espere con la misma impaciencia y las mismas ganas. Nos cansamos pronto de las estaciones, pero nos gusta disfrutar igualmente de ellas.
La sensación de las zapatillas de andar por casa guardadas debajo del radiador para que nos reciban calientes de la fría o mojada calle. Los calcetines gordos, que incluso a veces se convierten en compañeros de cama. Las ventanas comienzan a empañarse por el contraste de temperaturas, las bocas desprenden humo blanco al encontrarse el calor interno con el frío externo. 
El verano se fue casi sin despedirse y el invierno parece que llega sin anunciarse. Poco a poco perdemos la primavera y el otoño, las antesalas.
Perdemos el juego previo, el empezar a conocerse.
Llega el caldo caliente y las manos que se buscan en un mismo bolsillo. Los abrazos más largos y las tardes de sofá debajo de una manta.
Nos despedimos del verano que nos mantuvo calientes, quizá demasiado. Recibimos al frío con una mirada de reojo al calendario. 
El frío, que poco a poco, nos va anunciando los últimos pasos del año.



lunes, 4 de octubre de 2010

Huyendo de la rutina

Es lunes; ¿Cuántas veces no has pensado que te gustaría comenzar la semana de una forma diferente?. Quizá en un lugar distinto, con diferentes sensaciones a tu alcance y nuevos retos en el horizonte.
Lo cierto es que todo está al alcance de nuestra mano y que nuestra realidad se compone de pequeños matices. Nos sentimos amarrados por nuestras obligaciones diarias y unas cargas que se traducen en necesidad de trabajar por dinero, normas sociales que cumplir, o incluso responsabilidades familiares.
No estoy animando al abandono del hogar, ni a la rebeldía a todo lo establecido. Como digo, lo importante está en los matices.
¿Has probado a cambiar tu camino al trabajo?. Si vas andando, el simple hecho de que te cambies de acera puede ser una oportunidad de observar un nuevo árbol, el escaparate de una tienda diferente, o cruzarte con alguien curioso que incluso pueda hacerte sonreir.
Observa el mundo de otra forma, porque tan sólo nosotros mismos tenemos la capacidad de cambiar nuestra rutina, colorearla de manera diferente.
Si tienes pareja ve a buscarla a la puerta de su trabajo, volved a casa juntos paseando, o cenad en un lugar distinto de la casa. Si no la tienes, es el momento de sonreir y hablar con esa persona que llevas tiempo observando y nunca te has atrevido a dar un paso al frente.
Lleva a tus hijos a un parque distinto o asómate por la ventana y observa cada detalle de los edificios que te rodean.
A lo largo del día se nos escapan tantos detalles, que podrían ser los componentes de una rutina diferente, de una nueva forma de ver la vida, con sus ahogamientos y obligaciones, pero con otra paleta de colores.
Es lunes, pero si tu quieres, puede que no sea un lunes cualquiera.


domingo, 3 de octubre de 2010

De Rutas (I)

Cada semana, en Hoy por hoy Madrid Norte, proponemos una ruta por diferentes lugares. Partiendo desde Madrid, los lugares a visitar, distarán como mucho a 3 horas. En esta ocasión comenzamos con una ruta que nos lleva desde Colmenar de la Sierra hasta Matallanas, por un camino que discurre por el cauce del río Jarama.

sábado, 2 de octubre de 2010

Al otro lado del espejo (III)

En nuestra sección radiofónica de enigmas y misterios , hoy hablamos de la creencia y confianza de Adolf Hitler en que la providencia lo guiaba, y las decisiones que tomó basándose en ello, en que una fuerza superior le marcaba el camino a seguir.

viernes, 1 de octubre de 2010

La duende del parchís



He tenido la suerte de conocer a la duende que habitaba en un tablero de parchís. Se movía entre los colores con la alegría del que sabe que en el mundo no sólo hay blanco y negro, sino que existen los matices. Correteaba y saltaba de casilla en casilla, con esa magia que tan sólo los duendes son capaces de derrochar, como ríos caudalosos que siempre están a punto de desbordarse.
Su risa aún resuena entre las formas geométricas de ese reducido mundo, en el que todo lo que no sea juego queda fuera, formando parte de otra realidad alternativa que relativizamos menos de lo que deberíamos.
Cierro los ojos y la veo, comiéndose mis fichas mientras tuerce el gesto sonriente, con mezcla entre travesura y condescendencia.
Me enseñó a contemplar la pérdida de forma distinta, porque en el mundo de los duendes no exíste la derrota, tan sólo la evolución.
Ayer se marchó la duende del parchís con tan sólo quince primaveras. Hoy te confieso, mi querida duende, que nunca el juego del parchís fue de mi agrado, pero me hiciste verlo de otra manera.
Te has llevado el tablero contigo pero has dejado las fichas. Las llevaré conmigo a otros lugares de juego, para seguir ayudando a la evolución, a pesar de la tristeza.

Descansa en paz, Ana.