miércoles, 23 de noviembre de 2016

Amor a primera vista



Se quedó mirando ensimismado su sonrisa, observando cómo jugueteaba con sus dedos, haciendo pequeños garabatos con un lápiz invisible que llenaba la mesa de dibujos inventados. 
Se perdió en sus ojos, que brillaban con la capacidad de ganar mil batallas a los días nublados. 
Su tono de voz era la melodía más dulce que había llegado nunca a sus oídos. Deseaba guardar ese sonido para siempre, daría lo que fuera por encerrar en su cabeza esa maravillosa música repleta de palabras. 
No perdía detalle de sus graciosos gestos, de cómo arrugaba la nariz cuando la conversación que mantenía por teléfono parecía volverse más divertida.
Nunca había visto a nadie que lograra parar el tiempo y borrar todo cuanto le rodeaba. No dejaba de mirarla, con miedo de que fuera un espejismo y se desvaneciera para siempre. Era real, allí estaba.
Deseaba decirle "quédate conmigo, no te vayas nunca". Y así lo hizo.
Cuando ella finalizó la llamada, se armó de valor, y sin pensarlo dos veces se lo dijo.
Mientras ella agarraba su bolso con sobresalto y se levantaba del asiento para salir de la cafetería con paso acelerado, él añadió un fracaso más a su lista. 
Se quedó pensando que no debía ser tan enamoradizo, aunque seguiría creyendo, siempre, en el amor a primera vista.