jueves, 7 de octubre de 2010

La venganza del mosquito trompetero



Desde hace unas cuantas noches vengo sufriendo el ataque indiscriminado de un insecto volante no identificado. Surca mi espacio aéreo con nocturnidad y alevosía, produciéndo en mí unos movimientos eléctricos al más puro estilo streetdance, que ni Michael Jackson en sus mejores momentos.
En el silencio de la noche, un sonido agudo de trompetilla chirigotera se cuela en una de mis orejas y me sobresalta de tal forma que la reacción natural es más perjudicial que la propia picadura. Sí, me auto-agredo, vamos que me doy de guantazos a mí mismo.
Y es que ante ese sonidito, parece que la mano se te dispara como un mecanismo de defensa mal calibrado. Con el resultado de que al final de la noche acabo con más bofetadas que picaduras.
Le he buscado de día, pero es un tipo escurridizo, sabe esconderse. Ya le he atribuído inteligencia. Incluso el trompeteo se me va pareciendo cada vez más a una risita burlona. ¿Por qué los mosquitos sólo suenan de noche?.
Parece mentira que un ser tan diminuto pueda causar tantos estragos, pero es que el puñetero es rápido e insistente, no se rinde facilmente. Así que ya estoy pensando en adoptarle como mascota, ya que por su tamaño es perfecto para las dimensiones de mi piso. Espero que Ruperto no crezca mucho.
Sí, le he puesto nombre, Ruperto. Porque como siga rondándome, de tanto guantazo, alguno me doy malo y me quedo tuerto.