martes, 5 de octubre de 2010

El frío


El verano se aleja y nos devuelve la sensación de la nariz fría asomada por encima de las sábanas. El retorno del edredón de plumas que nada más acostarse sobra, pero que siempre se acaba buscando cuando la noche avanza. 
El primer frío es el que se añoraba, el que irá creciendo para hacerse más fuerte y hará que cuando el verano retorne, se le espere con la misma impaciencia y las mismas ganas. Nos cansamos pronto de las estaciones, pero nos gusta disfrutar igualmente de ellas.
La sensación de las zapatillas de andar por casa guardadas debajo del radiador para que nos reciban calientes de la fría o mojada calle. Los calcetines gordos, que incluso a veces se convierten en compañeros de cama. Las ventanas comienzan a empañarse por el contraste de temperaturas, las bocas desprenden humo blanco al encontrarse el calor interno con el frío externo. 
El verano se fue casi sin despedirse y el invierno parece que llega sin anunciarse. Poco a poco perdemos la primavera y el otoño, las antesalas.
Perdemos el juego previo, el empezar a conocerse.
Llega el caldo caliente y las manos que se buscan en un mismo bolsillo. Los abrazos más largos y las tardes de sofá debajo de una manta.
Nos despedimos del verano que nos mantuvo calientes, quizá demasiado. Recibimos al frío con una mirada de reojo al calendario. 
El frío, que poco a poco, nos va anunciando los últimos pasos del año.