jueves, 21 de julio de 2011

Madrid despierta vacío



Madrid se vacía por momentos y sus calles amplían el eco de los ruidos perennes.
El tiempo estival deja más huecos de aparcamiento, menos tráfico matutino que se traduce en menos pitidos de coches desquiciados.
Los pájaros parecen haber aumentado el sonido de su canto, se escucha más a los niños del parque y a los perros que pasean.
No hablan más alto, es que el ruido al ser menor se hace más bajo.
Llega una falsa calma que nos recuerda que es una tregua con caducidad inminente. Durará poco más de un mes y después volverá a la normalidad desnormalizada.
La gente parece más tranquila, por las vacaciones pasadas o por los días libres venideros.
Una calma veraniega que se aprecia en los sentidos.
Madrid se relaja mientras ciudadanos de otros lugares, ajenos, ocupan los espacios vacíos que dejaron los que durante el año, sea cual sea su lugar de origen, se convierten en madrileños.