martes, 19 de julio de 2011

Derroche de lo escaso


Es probable que suene a populista lo que escribo, pero no es más que un pensamiento que se me viene a la cabeza después de ver dos noticias seguidas en un informativo.
La primera, las fiestas de un conocido barrio de Madrid en el que la estrella es una batalla de agua que indudablemente se ve divertido, pero que deja litros y litros de agua en el suelo de las calles.
La otra, que miles de niños de África no tiene agua potable y mueren de deshidratación.
Nuestro país no es precisamente un lugar en el que sobre el agua, sufrimos también sequías y las restricciones aparecen en muchos lugares por el bien de todos. Afortunadamente no nos falta para beber, para asearnos, para cocinar e incluso para mantener bonitas nuestras plantas o jardines.
No pretendo ir de amargado y criticar una fiesta. Pero ver esas dos noticias juntas me da una punzada en la conciencia, que ya de por sí la tengo bastante ecologista.
Pensé en lo bueno que hubiera sido modificar la tradición, y que ese agua que se iba a derrochar la hubieran metido en grandes garrafas con destino al continente africano.
Es la utopía de un pensamiento que quizá al expresarlo en voz alta encuentre críticas de los que lo consideren absurdo.
Llegarán los que digan que entonces no comamos ni bebamos porque hay mucha gente en el mundo que no puede hacerlo. Mi respuesta sigue siendo que las tomatadas serían más provechosas en miles de bocas y no en el suelo, y con el agua pienso lo mismo.
Yo como y bebo, pero no lanzo filetes por la ventana como entretenimiento.
No sé si es mi particular conciencia o un pensamiento que pueda llegar a ser colectivo.
Yo lo expreso aunque no llegue a ser comprendido.