miércoles, 6 de julio de 2011

El razonamiento patoso

(foto:http://otakutoys.blogspot.com)


Me parece de patosos mentales caer continuamente en pensamientos racistas. Así que después de un tiempo de observación, llego a la conclusión de que este mundo está lleno de patosos, con perdón por los   patos.
El otro día en la consulta del médico escuché a una mujer a mi espalda que se quejaba de que los inmigrantes ilegales pudieran recibir asistencia médica en la sanidad pública española y que se beneficiaran de los medicamentos recetados que supuestamente les pagábamos los demás. 
Poco después comentó que en ese momento ella no estaba trabajando.
Por esa regla de tres, pensé yo, se le podría incluir a ella en el grupo de caraduras de los que hablaba.
Yo desconozco la situación de cada inmigrante de este país como para valorar si merecen algo o no, la situación de cada persona es un mundo. 
Estoy convencido de que casi la totalidad de ellos preferiría seguir en su país natal con sus familiares cerca, pero la vida obliga a cosas que los demás a veces no comprendemos por estrechez de mente.
No oí que la preguntaran si ella estaba sin trabajar por decisión propia o porque nadie le daba trabajo después de un tiempo de búsqueda desesperada. 
En cualquier caso estaba igualmente en la consulta del médico como cualquier otro, con sus  circunstancias personales.
Después llegó otra mujer de raza árabe que bramó de mala manera a una mujer de origen dominicano que estaba limpiando la sala, y que sin querer tropezó la mopa con sus pies. No entendí los aires de superioridad y desprecio en la mirada.
Supongo que a los ojos de la mujer de mis espaldas, las dos eran de esas ilegales caraduras a las que se refería.
Para rematar la jugada y cerrar el círculo, llegaron dos dominicanas que se sentaron frente a mí y comenzaron a hablar con tono elevado. Echaron pestes de España y de los españoles mientras me miraban de reojo con actitud provocativa y desafiante. 
Así que pintado el cuadro mi cabeza se quedó en abstracto.
Cada raza despotrica de la de enfrente sin conocimiento de causa y usando unos torpes motivos.
La inmigración no es siempre una elección libre y por gusto. Jamás hay que olvidar quiénes somos, de dónde venimos y nuestro orígenes antes de descalificar al otro.
Me cansan los razonamientos patosos y el racismo podrido.
Mejor antes de hablar, nos miramos cada uno nuestro ombligo.