jueves, 30 de diciembre de 2010

Preparándo las uvas o las lentejas

(foto:navidad.es)

Se acerca el momento en el que hay que sacar el racimo de uvas porque tenemos prácticamente encima las campanadas.
Ésto que hacemos cada año de forma automática, convertida en tradición y de las pocas cosas que hacemos todos los españoles a la vez, tiene un origen.
Comer las uvas tiene como precedente un bando municipal del alcalde de Madrid, José Abascal, en diciembre de 1882. En él se imponía una cuota de 1 duro (cinco pesetas) a todos los que salieran a recibir a los Reyes Magos.
Como los Españoles somos así, esa costumbre no era más que una excusa para ridiculizar la noche de reyes a algunos forasteros que llegaban esos días a la ciudad y a quienes se les hacía creer que había que ir a buscar a los Reyes Magos la madrugada del 5 de enero. Además de para burlarse de ellos, se utilizaba para beber y hacer todo el ruido que se quisiera.
Con este bando, José Abascal, quitó la posibilidad de los madrileños de disfrutar de un día de fiesta en donde se permitiese casi todo.
Ésto, junto a la costumbre de las familias acomodadas de tomar uvas y champán en la cena de Nochevieja, provocó que un grupo de madrileños decidieran ironizar la costumbre burguesa, acudiendo a la Puerta del Sol a tomar las uvas al son de las campanadas.
Poco a poco se fue extendiendo la costumbre por toda España, hasta llegar a nuestros días, que la seguimos manteniendo a riesgo de los ahogamientos.
También se mantiene la picaresca y las ganas de sacar partido de las costumbres. Basta con ir al mercado y comprobar como el precio de las uvas se ha duplicado y casi triplicado, con respecto a hace un par de semanas. El negocio es el negocio.
Eso sí, que no tensen mucho la cuerda que no estamos para muchas gaitas. Suficiente tenemos con la subida de la luz y otras tantas cuestiones, como para que nos cobren a precio de oro un simple racimo.
A ver si se nos van a inflar las narices y cambiamos las uvas por las lentejas, que los italianos lo llevan haciendo muchos años y tampoco es que les vayan mucho peor las cosas.