(foto:narrativaradial.com)
Me gusta la fotografía que ilustra este escrito. Así me complace imaginar a las miles de personas que cada mañana deciden elegir mi voz para conocer una realidad, para evadirse, o simplemente pasar un rato divertido.
Para empezar, gracias.
Y es que la radio es un lugar mágico en el que se mezclan la capacidad de comunicación, descripción y calidez envolvente del que habla, sumado a la imaginación y receptividad del que escucha.
Huyo de los medios de comunicación que persiguen adoctrinar y manipular las mentes libres.
A lo largo de estos años, creo que aún bastante pocos, he compartido pequeños momentos con personajes de diferente calado y que cada uno de ellos ha dejado un poso distinto en mi memoria.
Si decido forzar mi recuerdo precisamente hoy, es porque aún me acuerdo de la entrevista a Enrique Morente, protagonista cultural de la semana por su fallecimiento.
Respuestas monosilábicas, escuetas, lentas en su expresión, tan hondas como su cante. Una entrevista difícil para la radio.
Pienso en las personas como historias a descubrir, independientemente de su profesíón o estatus social. Los entrevistados no son interesantes por su nombre, sino por lo que tienen que contar a los demás, por lo que expresan.
Cuando alguno de estos personajes se marcha, pienso en el momento vivido en común y hago reflexiones como la de esta mañana. Vivencias a fin de cuentas, que aportan mucho o no aportan nada, peor son los entrevistados que no se recuerdan.
Lo cierto es que la vida es igual para todos, seas quien seas y cualquiera que sea tu dedicación.
Tan sólo tengo claro un pensamiento, que lo único que nos hace especiales son nuestras historias.
