viernes, 19 de noviembre de 2010

Princesas


Los cuentos han cambiado. Si es para bien o para mal depende del punto de vista del que lo opine. Particularmente, creo que lo ha hecho para peor. La inocencia ya no es lo que era, de hecho, en más de una ocasión parece brillar por su ausencia.
Hoy en día los niños de 9 años saben más de sexo que lo que sabíamos nosotros a los 20. La televisión es a todas horas un hervidero de expresiones fuera de tono y absolutamente inapropiadas, que a la fuerza tiene que hacer mella en unos niños que tienen como norma general repetir todo lo que escuchan.
Por supuesto que la labor es de los padres, pero los factores externos no ayudan en absoluto.
Unos de los grandes inventos de comunicación de nuestro siglo es Internet, pero también una de las armas potencialmente más peligrosas si no se utiliza de la forma adecuada.
Las redes sociales acercan personas y generan cuestiones positivas, pero también un disfraz para miles de individuos con malas intenciones. Controlarlo es como poner puertas al campo, pero desde los núcleos familiares hay que intentarlo.
Según las últimas encuestas, un alto porcentaje de "amigos" agregados en esas redes son desconocidos. Si desde pequeños nos han dicho que no hablemos con desconocidos ni aceptemos caramelos, ¿por qué no se utiliza el mismo discurso con Internet?
Me asusta que no se aproveche la información para tener seguridad en las relaciones. Una de cada tres chicas reconoce no tomar medidas anticonceptivas al tener relaciones. No se trata sólo del riesgo del embarazo, sino también de enfermedades de transmisión sexual.
Habrá quien piense que para empezar no deberían tenerlas, pero eso ya entra en las creencias de cada uno. Lo mínimo exigible es que al menos se tenga metido en la cabeza el riesgo y las formas de evitar problemas mayores.
Se preocupan de cambiar los cuentos machistas, que me parece bien, pero quizá dejan descuidadas otras cuestiones igual o más peligrosas.
Escritores que se salen de tono contando sus experiencias japonesas y tertulianos descontrolados que sacan los pies del tiesto, siguen dando muestra de que en la sociedad algo falla y todos debemos reflexionar sobre ello.
Las princesas cada vez crecen antes y la inocencia se queda para los que pensamos que no son más que críos, cuando la realidad aplastante es que los niños de hoy en día, vienen con un diccionario de latín debajo del brazo.