viernes, 5 de noviembre de 2010

Con Bruno


Bruno mira fijamente a la ventana porque sabe que si quisiera podría salir volando a través de ella. Ninguno de nosotros conseguiríamos detenerle, porque Bruno es de los que tiene dentro de él ese punto de caracter que le hace poseer una visión diferente, esa que plasma en su mirada cargada a veces de melancolía.
Comprende el idioma de los árboles, por eso les mira a través de los cristales, porque le cuentan historias que le hacen olvidar por unos minutos sus deseos de surcar el aire y correr libre por donde él quiera.
Sus ideas son claras, lo que quiere te lo dice, y si no quiere se queda en silencio aunque le insistan. Porque es dueño de sus palabras y nadie tiene capacidad de arrebatárselas.
Está cansado pero no se rinde, porque Bruno no es de los que se rinde tan facilmente.
Tiene un corazón especial lleno de estrellas, de luces iridiscentes que se reflejan de esa forma tan particular, tan propia.
Creo que los dos nos entendemos, quizá porque somos igual de celosos con nuestros pensamientos, con nuestros sueños y nuestros silencios. Por eso sabemos regalarnos sonrisas por dentro, esas que los demás no son capaces de ver pero nosotros tenemos.
Aunque hace días que no voy a verte, les pregunto por tí a los árboles, porque al igual que tú, pequeño amigo, yo también les entiendo.