miércoles, 10 de noviembre de 2010

Defensa de la ilusión


Las ilusiones forman parte de nuestra vida como componentes indispensables para perseguir una meta, como impulsos para lograr objetivos deseados, o aquellos que nos pillan por sorpresa pero representan la felicidad en nuestro interior.
Cuando una ilusión se pierde, realmente lo que nos hace sufrir son las expectativas creadas al rededor de ella, no la ilusión en sí misma. Siempre hay que mantenerla, jamás podemos dejar de ilusionarnos o entonces estaremos prácticamente muertos.
Mi medio hermano amigo Niko dice que las ilusiones no se pierden, tan sólo se aparcan para un poco más adelante. A Mani se le quiebra la voz, pero a su manera, ambos tienen razón.
Lo más fácil sería cambiar el discurso, canjear el positivo por el negativo. Pero nada de eso, nadie dijo que las cosas sean sencillas ni caminos de rosas, que todo sea un aquí y ahora continuo.
La tristeza es aprovechable para levantar la cabeza y mirar lo que hay en los alrededores. Es útil para ser consciente a base de aprendizajes, de que lo que parece tan malo, a veces no lo es tanto si se observa de la manera adecuada.
Así que siendo fiel a mí mismo, me visto con la mejor de mis sonrisas y sigo caminando, aunque en esta ocasión me haya tocado decir adiós, antes siquiera de poder decir hola.