jueves, 16 de septiembre de 2010

Obsesivos compulsivos


Todos tenemos algo de obsesivos compulsivos, quizá en su nivel de trastorno más leve, pero si nos paramos unos segundos a pensar en todo lo que hacemos nos daríamos cuenta de que muchas de esas cosas las hacemos de manera inconsciente, pero que se repiten día tras día.
Para suavizarlo podríamos llamarlo manías, pero lo cierto es que muchas de esas manías son bastante obsesivas aunque no nos demos cuenta.
Vale que es una obligación que el despertador nos suene cada mañana a la misma hora, pero ¿es necesario que al levantarte lo primero que hagas sea sentarte en el borde de la cama y rascarte las cabeza, la espalda o cualquier otro lugar "rascable"?. Quizá todos los días tu primera decisión sea echar un pipi, vale, puede responder a la necesidad fisiológica, pero ¿siempre tienes ganas?. En la ducha me lavo el pelo y luego el cuerpo, jamás cambio el orden.
Para que las costumbres se conviertan en manías y luego se transformen en obsesiones, hay que recorrer un camino muy corto, así que cuidadito con ello.
¿Por qué nos gusta dormir en un lado concreto de la cama?, ¿por qué utilizamos todos los días la misma taquilla del gimnasio si hay doscientas más?. Seguramente se puede intentar contestar a las preguntas de forma coherente, pero para que cunda el ejemplo diré que yo siempre me siento en un lugar del sillón, podria sentarme en cualquier otra posición, pero ya no sería lo mismo, estoy incómodo y con picor de trasero hasta que no recupero el sitio.
No soporto ver una colección de libros numerada que esté colocada en una estantería sin seguir el orden numeral establecido. ¿Para qué si no los han numerado entonces?
Me como los pasteles esos que llaman "petisuis", dejando la boinita de caramelo o chocolate para el final.
Las galletas rellenas siempre las empiezo por el relleno.
Cuando voy al restaurante chino siempre me como primero el rollito.
No puedo ponerme los calecetines con los pies húmedos, ni la ropa desprendiendo calor por estar recién planchada.
Un persona muy cercana a mí, tiene que tocarse el brazo izquierdo si tú le has tocado el derecho, o tocarse la oreja izquierda si le has tocado la derecha. Así con todos los miembros pares. Si le tocas el impar no sé lo que haría.
Otra persona también muy cercana, tiene que recorrer toda la casa para comprobar que todos los interruptores están apagados antes de irse a la calle. Si no está segura de haberlo hecho, vuelve a subir porque si no, el estrés le comería por dentro.
También exíste el caso de una persona que si voy a su casa y giro el pato de cerámica de la estantería de izquierda a derecha, al entrar en la estancia recibirá como una especie de señal bluetooth, unas ondas imperceptibles por el resto de los humanos, que le hará irse derecha a la estantería y volver a girar el pato.
En definitiva, todos somos víctimas de nuestras propias obsesiones, manías o costumbres, llámalo X.
Espero que este blog se convierta en la peor de vuestras obsesiones compulsivas, ya que mientras que vosotros sigáis leyendo, yo mantendré esta manía de escribir todo lo que se me pasa por la cabeza.
Mamá, deja de llamarme todos los días a la misma hora, que siempre me pillas comiendo.