lunes, 20 de septiembre de 2010

Atención: Peligro de quedarme frito


Es lunes. He descubierto que he desarrollado una extraña capacidad cerebral extrasensorial asombrosa, a la par que enigmática. Este peligroso prodigio ha aflorado tras muchos años de madrugones y empiezo a temer que mi cuerpo se haya amotinado al son del "no nos moverán".
Barcos de Chanquete aparte, podría decir que mi nueva habilidad responde en esencia al comportamiento sonámbulo conocido médicamente, aunque con matices algo selectivos; Tan sólo se produce como reacción al despertador.
Muchos podrán pensar que no es algo tan difícil darle un manotazo al despertador y apagarlo casi sin enterarse, pero no es tan fácil el asunto. No se trata de un reloj convencinal, sino de un teléfono móvil con la alarma activada. Requiere una habilidad especial encontrar el punto exacto de la pantalla en la que tienes que poner el dedito, para luego después arrastrar la pestaña hacia el lugar concreto para que deje de sonar.
Así dos veces. Sí, porque para más narices, tengo puestas dos alarmas con cinco minutos de separación entre una y otra. Las apago las dos, no sé cuándo, ni cómo, pero lo hago, con un par.
Menos mal que en mi cabeza debe haber algún esquirol que me hace despertar como por arte de magia e impide que llegue tarde al trabajo, a pesar de levantarme diez minutos más tarde de lo que debería.
Lo único puñetero del esquirol, es que hace la misma acción inlcuso sábados, domingos y festivos. Aunque francamente no me importa, es casi más agradable abrir un ojo y ver la hora, darse media vuelta mientras te echas la sábana por la cabeza y pensar que aún puedes dormir durante horas.
Una de dos, o un día hay huelga general y me quedo frito planchando la oreja con la almohada, o cualquier día de estos soy capaz de levantarme, freir unos huevos con chistorra y no enterarme de nada.