martes, 7 de septiembre de 2010

La solidaridad de los mezquinos


Me cansan los que se autoproclaman abanderados de la solidaridad y disfrutan alardeando allí por donde van de su bondad y santidad intachable.
No soporto los personajes incapaces de sostener sus vidas, pero que intentan meter mano en las ajenas para procurar sentirse menos desgraciados y redimir sus pecados.
Me revuelve el estómago los que aprovechan cualquier lugar y momento, por inapropiado que sea, para contar sus hazañas y hacer ver a los demás lo que ni ellos mismos son capaces de creerse.
Me asquean las fotos del facebook en las que estos individuos salen sonrientes con niños negritos sentados en sus regazos.
Me indignan los que se creen el más grande de los samaritanos participando en caravanas solidarias, pero aprovechan la ocasión para sacar beneficios profesionales y personales de la misma.
Los buenos actos no sólo se hacen a miles de kilómetros de distancia, ni se exponen en los lugares más visibles y más concurridos para darle lustro a una imagen personal que es francamente lamentable.
La solidaridad no se vocea, simplemente se lleva a cabo.
La solidaridad la llevan dentro las buenas personas, las malas la fuerzan, pero eso no es solidaridad sino dar limosna.