martes, 7 de junio de 2011

Estoy que me agredo

(http://burgostecarios.blogspot.com)



Parece que estoy en fase autodestructiva involuntaria y no me había dado cuenta. 
Hasta ahora, que llevo un par de noches que me atizo a mi mismo y me despierto del daño afligido y sufrido.
Primero fue un retorcimiento del brazo derecho que me llevó a estar el día siguiente con la extremidad en fase de aletargamiento y con un considerable dolor del antebrazo. 
Tampoco le di importancia, ¿quién no se ha quedado dormido encima de una mano y se le ha quedado con esa vibración y picor tan característico?
Lo preocupante ocurrió al día siguiente cuando estrellé el dedo gordo de la mano izquierda contra la pared, despertándome con un leve aullido y obteniendo como resultado un ligero amoratamiento de la zona al despertarme por la mañana.
Ayer me arañé el cuello y hoy temo dormirme y que aparezca Freddy con su jersey a rayas y sus dedos de cuchillas, ya que con mi autodestrucción le estoy poniendo de patitas en la cola del INEM.
Cualquier psicólogo que lea estas líneas habrá hecho un diagnóstico claro de una situación de estrés que se descarga en momentos en los que la consciencia se encuentra en otra fase.
O peor aún, una lectura de rechazo hacia mi propio físico.
Nada más lejos de la realidad, pero quizá a un médico estudioso de la mente no sea tan fácil convencerle.
De momento mientras escribo estas líneas, giro un poco la cabeza hacia el espejo, me guiño un ojo mientras tarareo y sigo el ritmo de la música de Ottis Redding que fluye de mis altavoces.