Con el tiempo he aprendido que las cosas no siempre son lo que parecen y que es mejor no creerse todas las informaciones por muy fidedignas que pretendan hacernos creer que son.
Desde el primer momento que conocí la noticia del estado de salud del Presidente venezolano se me vino a la cabeza la idea del Superhombre.
Ese concepto creado por Nietzsche quizá no tenga nada que ver con lo que ocurre con Hugo Chávez, pero el calificativo viene perfecto para definir una estrategia.
No dudo que haya tenido algún problema de salud, pero sí soy escéptico con respecto a la gravedad del mismo. Si se quiere destacar cualidades de fuerza y valentía en una persona, no se me ocurre una mejor idea que promover la imagen de una victoria ante la muerte o una ayuda divina para una recuperación milagrosa.
A todo esto, le acompaña el anuncio de sus seguidores de que estarían dispuestos a una lucha armada para mantener a su comandante en el poder.
Si así ocurriera, no sé qué excusa o adjetivo se buscaría esta vez para huir de la palabra dictador en medios de comunicación y gobiernos de medio mundo.
¿No será que quizá se están preparando para lo que saben que ocurrirá en las elecciones del próximo año?.
No me creo las informaciones partidarias ni las interesadas economicamente.
No creo en el concepto revolucinario bolivariano del Superhombre, porque aunque es cierto que bicho malo nunca muere, a cada cual le acaba llegando su destino.
No deseo el mal a nadie, pero hay personas a las que tampoco se les puede desear el bien. En cuanto a su salud sólo queda la indiferencia, en lo político, que más pronto que tarde desaparezca.