martes, 25 de enero de 2011

Sobre el nido del Cuco

(foto:votooculto.blogspot.com)

En ocasiones me sigue sorprendiendo el ser humano. Llevo tiempo dándole vueltas al caso de Marta del Castillo y no logro comprender el comportamiento de unos menores de edad, que muestran una frialdad y una dureza en su comportamiento que asusta.
No se debe generalizar y pensar que la juventud se refleja en tipos como estos, porque sería un grave error además de algo que no se ajusta a la realidad. 
Aunque estemos cansados de ver chicos y chicas que ni quieren estudiar ni trabajar, que parece que todo les da lo mismo, sí que existe otro grupo amplio de jóvenes con inquietudes, ganas de ayudar y de hacer cosas buenas.
Lamentablemente, lo malo siempre hace más ruido que lo bueno, pero no se traduce en que sean la mayoría, más bien lo contrario, creo que son menos pero llaman más la atención.
Intento ponerme en la piel del asesino confeso de esta niña, pero no es tarea fácil. Lo hago para averiguar por qué no se viene abajo. Tanta presión mediática, popular y policial, no puede ser soportada de esa forma por un crío, por muy diabólico que sea.
Muchas mentiras rodean este caso y muchos flecos sueltos. Pero yo sólo puedo pensar en cómo es posible que estos chicos puedan comportarse de esta forma sin un asesoramiento. 
Quizá eso es lo que más me asusta, que haya unos abogados por detrás que hagan su trabajo de esa manera. Prefiero no pensarlo, porque supongo que la mayoría de los abogados no aceptarían un caso así.
Ha pasado demasiado tiempo y ni hay confesiones claras, sentencias y ni siquiera cuerpo del delito.
No recuerdo otro caso parecido, hasta los asesinos más locos confiesas sus crímenes.
Me aterroriza el desenlace, me da mal presentimiento, no me gusta nada.