jueves, 27 de enero de 2011

Me duele la voz

(foto:lpi.tel.uva.es)

En los momentos en los que uno deja de poder expresar sus ideas en voz alta, es cuando se da cuenta de lo importante que es poder decir las cosas para que los demás las escuchen.
He perdido mi voz estos días y con ella una seña de identidad que me distingue de cualquier otro. Mi sello personal es recuperable, así que sirve especialmente de reflexión.
Entiendo hoy más que nunca a los que nacieron sin voz o a los silenciados por otros tantos.
Mi voz vuelve y con él mis ideas.
No me callo, prefiero no tener que echar de menos aquello que nunca dije.