lunes, 26 de septiembre de 2011

Vida y existencia


Supongo que cuando vives la ausencia de una persona, te paras a pensar en ciertas cuestiones que en otro momento no superarían la categoría de débil pensamiento pasajero.
Cuando alguien se va, deja de existir en el aspecto terrenal, en el carnal, ya no es palpable o audible de una forma física.
Supuestamente las personas no agotan su existencia mientras haya al menos una persona que les recuerde. Pero, si esa persona jamás le conoció en vida, no supo su tono de voz, su risa, su forma de mirar, de caminar, si nunca mantuvo una conversación con él, ¿puede recordarle de tal forma que le mantenga en esa otra existencia?
En la historia quedan actores, escritores, líderes políticos o grandes deportistas. Si no rompes la barrera de la fama, probablemente nadie sabrá que estuviste aquí.
De hecho, nuestra presencia actual se limita al círculo más cercano, tan pequeño que es prácticamente insignificante entre los millones de personas que habitan este mundo.
La reflexión no se trata de fama, ni de inmortalizar una vida como incluso despiadados asesinos han conseguido a lo largo de la historia.
El foco de mis pensamientos se basa en nuestro día a día, en lo que hacemos, en los esfuerzos que realizamos constantemente por cumplir un sueño. Creo que no nos damos cuenta de que el sueño es vivir, disfrutar de cada segundo como si fuera el último.
Nos preocupamos por comprarnos un piso, aunque gastemos más de 40 años en conseguirlo. Una casa que después no sabes cómo o a quién le quedará. Se le puede dejar a un hijo, si es que lo tienes y si es que vive lo suficiente para disfrutarlo.
El futuro es incierto pero aún así lo hipotecamos.
No tenemos un sólo sueño, siempre hay nuevos por descubrir.
Quizá esto sea demasiado para un lunes, pero a lo mejor es perfecto para empezar a cambiar aquello que nos hace infelices y a pesar de nuestro error, seguimos insistiendo en ello.
Siempre piensa que hoy puede ser el primer día del resto de tu vida.