jueves, 15 de septiembre de 2011

Hay una sopa en mi mosca

(foto: facebook.com)

Últimamente todo parece el mundo al revés. Ayer descubrí un plato de sopa en mi mosca y con expresión de dentera miré fijamente pidiendo explicaciones, mientras ella se limitaba a extender las alas con cara de incomprensión y de yo no he puesto esto aquí.
Hoy en día los más preparados son los menos remunerados. Los ingenieros, doctores o licenciados, son los emigrantes de un país que los tiene despreciados.
El otro día vi una liebre corriendo detrás de un galgo y hasta un vecino me dió las gracias al sostenerle la puerta, ¡de locos!
Vivimos para trabajar pero trabajar no nos da para vivir.
Nos sobran gastos y nos faltan oportunidades de cubrirlos.
Todo parece llegar a un punto sin retorno que hace temblar hasta las canillas de los más agoreros.
Los pesimistas ya no son optimistas mal informados, sino optimistas demasiado informados que no encuentran otra salida distinta al pesimismo.
En mi época los estudiantes eran los que hacían huelga y ahora son los profesores.
Los buenos mueren antes que los malos, aunque supongo que eso es algo que ha ocurrido siempre.
El mundo está dado la vuelta y por mucho que se le sacuda ya no le sale más calderilla de los bolsillos.
La mediocridad es un máster con acceso directo a cargos directivos de importancia.
La mosca se acabó bebiendo la sopa y yo dejé de tener hambre. Me miró amenazante y con disimulo, en un movimiento rápido y seco, me atizó con un matamoscas en toda la napia mientras con media sonrisa decía:
¿a que jode eh?, ¿a que jode?