martes, 27 de septiembre de 2011

Camorristas, pendencieros y golpes de estado


Generalmente huyo de personalizar en materia política, de señalar con el dedo a un personaje concreto, ya que no pretendo posicionarme a izquierda o derecha.
Por el carril central siempre me he sentido tranquilo, observando a un lado y a otro con un leve giro de cabeza, sin salirme de mi posición neutral por más que les moleste a muchos.
Escribo para despertar conciencias, para arrancar sonrisas o lágrimas, sentimientos de tolerancia y respeto, no para adoctrinar a nadie ni hacer que mi humilde punto de vista anime a los irritados.
En más de una ocasión he dado mi opinión sobre el 15-M, movimiento al que apoyo en su base, pero del que discrepo en muchos puntos también. 
Como cabeza individual y pensante, tengo mi derecho a ser crítico incluso con las cuestiones que me parecen correctas en su aspecto general. Analizar lo negativo de algo, no quiere decir que se esté en contra.
Afortunadamente existe el gris, aunque muchos se empeñen en el estás conmigo o contra mí, que tantos escalofríos me da.
Sin embargo, lo que más me atemoriza es la radicalidad de algunos personajes políticos, el intento de meter miedo a la gente con fantasmas del pasado.
La Presidenta de la Comunidad de Madrid, ha calificado a los del movimiento 15-M de camorristas, pendencieros y no descarta un intento de golpe de estado.
Probablemente consiga el voto de miles de personas de cierta edad, que vivieron una guerra y una dura
época turbulenta, que se asusten con su estilo demagógico y su versión moderna de que viene el lobo.
Debe andarse con cuidado porque ya se sabe cómo terminó el cuento.
La credibilidad se acaba perdiendo, más aún cuando ese tipo de lobos, dejaron de poblar los campos españoles hace tiempo.