Hay lunes que le roban la cartera a los martes para pagar la primera ronda de la semana, e invitar en nombre de un miércoles que siempre acaba pensando en jueves, con un anhelo de ser viernes que el sábado jamás podrá pedirle prestado al domingo, que no es más que un lunes en ciernes.
Las semanas siempre empiezan tan rápido como acaban, ya que el domingo posee unas 24 horas tan cortas que cuando quieres darte cuenta has pasado del sábado al lunes sin repostar por el camino.
Saco el billete semanal de la máquina expendedora de días rutinarios que no se han ganado el derecho a aparecer en rojo en el calendario.
Descubro tarde el cartel de esta máquina no devuelve cambio y el puntapié a la española, que suele funcionar para que caiga el bollo atascado en la expendedora, en este caso no tiene efecto positivo.
Es lunes, no importa, todo pasa con el tiempo.
