martes, 19 de abril de 2011

Lugares vacíos



Pensé en la casa de mi abuela, vacía, viendo pasar el tiempo. Recordando otros tiempos en los que los ecos de risas y carreras impregnaban sus paredes. El calor reconfortaba sus cimientos sin importar el frío que hiciera fuera. Todo queda en los lugares aunque nosotros nos hayamos olvidado de visitarlos.
Cada lugar que hemos habitado durante un tiempo, absorbe parte de nosotros y se queda para siempre, como fragmentos de nuestra vida que vamos estampando en cuadernos en blanco.
Pensé en los lugares que conozco y que en ese momento estaban en completo silencio, sin movimiento, sin vida. Imaginaba la oscuridad dentro de ellos, cada habitación en estado de letargo, cada ventana cerrada sin dar oportunidad al sol de penetrarla.
Veo lugares vacíos en mi mente y los contemplo con claridad, con la calma de saber que nadie entrará por la puerta para sorprenderme como inesperado intruso.
Intruso. Como lo soy de cada mente que leen estas líneas. Acabo de colarme en vuestras casas vacías con tan sólo un pensamiento compartido. Todos me habéis abierto la puerta de vuestra memoria del lugar vacío. ¿Qué lugar habéis pensado?
No importa, no hace falta decirlo.