martes, 5 de abril de 2011

Conversaciones de besugos



 Existe algo casi tan malo como que vivas en el séptimo piso y justo cuando se va a cerrar la puerta del ascensor y tu dedo aprieta el botoncito, aparezca un brazo interceptor que es la avanzadilla del vecino de tu misma planta, que tiene un sobaco que le canta más que Enrique Iglesias en un unplugged. Eso algo tan malo es la vieja que se te sienta al lado en la consulta del médico.
Cuando voy a entrar en la sala de espera, hago un alto en la esquina para asomar la cabeza y reconocer el terreno. Observo de izquierda a derecha y fijo la posición del asiento libre y aislado del peligro.
Una vez sentado, los primeros minutos son de tensión. La enfermera sale, dice tu nombre, cuatro o cinco personas antes que tú, te relajas... error, jamás hay que bajar la guardia.
Sin saber muy bien de dónde salen, a veces he llegado a pensar que se esconden debajo de las sillas, una voz débil y temblona lanza su primer síntoma de ataque...
- Ay señor, señor, pues sí pues sí...
Sonrisa forzada pero obligatoria por educación y respeto a una persona mayor. Gota de sudor frío recorriendo la frente. Movimiento nervioso de dedos...
- ¿Le han llamado ya a usted?
Se acabó, estás perdido. Sin saber cómo ni por qué, en menos de un minuto sabes que está ahí porque tiene un juanete que la está matando, pero no matando de matar, como a su pobre Paco que en paz descanse porque le dió un infarto hace un año y ella está muy sola (miré usté), porque su hija la Pili no ha podido acompañarla porque iba con su hijo que es un vago y la mata a disgustos, que como no quiere estudiar le va a poner a trabajar, ya que con la crisis esta del Zapatero, Manolo el de su Pili se ha quedado sin trabajo en la obra y a ver ahora qué van a hacer para pagar la comunión de la niña.
Y tú pensando que tampoco te dolía tanto la garganta y que joder que oratoria tiene la vieja.
En la vida hay veces que te encuentras con conversaciones no deseadas en las que yo he optado por contestar en inglés y solucionar el problema. No hay nada que no apañe un sorry y un don´t understand you.
Lo malo es cuando tu vieja vecina es nativa del mismísimo puñetero Londres...