miércoles, 23 de febrero de 2011

Recuerdos de un 23-F

(foto:humbertogonzali.com)

Treinta años después nos queda la certeza de que seguimos siendo libres. Más allá de nuestras rutinas, obligaciones, hipotecas y ataduras, podemos decir que vivimos en un país con el privilegio de la Democracia. Esa misma que otros países buscan desesperadamente, dejándose la sangre en el intento si fuera necesario.
El deseo de vivir en paz, con derechos y obligaciones, con una libertad de expresión real y no condicionada o mutilada por el terror, justifica los movimientos populares que observamos en Túnez, Egipto, Libia y los que están por venir.
La pregunta de estos días, poco original ya, es dónde estábamos aquel 23 de febrero en el que pudimos perder una recién estrenada libertad.
La imagen de Gutiérrez Mellado, es seguramente la más representativa de un sentimiento común de muchos españoles, que escuchaban las noticias aquellas largas horas de tensión y preocupación por un futuro que se tambaleaba.
La historia es el árbol genealógico de todos nosotros, el pasado que forjó nuestra vida a través de los antepasados que la vivieron. Ese 23-F ha marcado a la generación que vivió el Golpe, pero también a los que hoy cumplen 30 años.
Siempre es conveniente recordar lo capítulos históricos importantes para evitar que vuelvan a repetirse.
Suele decirse que en esta vida no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde. Afortunadamente, ese día de febrero de 1981, no permitimos que se perdiera aquello que costó tanto esfuerzo conseguir y que por fin tuvimos.