viernes, 16 de julio de 2010

Tres meses después...

La rapidez es una virtud que caracteriza a los seres humanos única y exclusivamente, cuando la recompensa por ella es enormemente suculenta en lo económico o en el alimento desmesurado del ego. Aún seguimos pensando que somos los reyes del planeta cuando en realidad, si nos paramos a pensar unos pocos segundos, nos daríamos cuenta de que somos de los animales más prescindibles que existen. Es más, dudo que exista alguna otra especie sobre la tierra que sea más dañina y destructiva que nosotros.
Pienso en todos los árboles que son arrasados a diario en los bosques y en las selvas de medio mundo, ellos serían capaces de vivir sin nosotros, no nos necesitan para subsistir. Sin embargo, ¿qué tipo de vida llevaríamos nosotros sin ellos?. Entre otras cosas nos ayudan a respirar mejor, nos dan alimentos y son una gran aportación en general para el ecosistema. 
Recibimos la tardía noticia de que BP ha conseguido que el petróleo deje de fluir en el Golfo de México, después de tres meses en los que es mejor no hacer cálculos de la cantidad de flora y fauna que se habrá visto afectada por el apestoso y mortal fluído. Eso sí, la empresa británica no asegura que el flujo del crudo y del gas del pozo se haya detenido de manera permanente. 
Para que nos entendamos, si la rapidez es una virtud que goza de una exclusividad de baja frecuencia, podemos hablar de lo totalmente opuesto, la chapucería. En eso sí somos expertos la mayoría de los seres humanos, aunque los motivos que nos lleven a aplicarla sigan  siendo los mismos: las ganancias económicas o salvar el ego y la imagen propia.
Así que visto lo visto, seguiremos con nuestro modus operandi y así nos seguirá luciendo el pelo. Esperemos que aunque los gobiernos y las grandes empresas de medio mundo sigan con sus culos bien posados en grandes  sillas de despacho, se vayan levantando conciencias y hagamos algo por salvar este planeta que tanto nos ha dado y al que tanto hemos quitado.
Ya va siendo hora de que nos movamos por motivos que no sean por alimentar nuestro ego o por  llenarnos el bolsillo de dinero.