miércoles, 28 de diciembre de 2011

Presunción de inocencia

(Foto:derecho.laguia2000.com)

Aquí todo el mundo es inocente mientras no se demuestre lo contrario.
No, no me refiero al atajo de mangantes y delincuentes que pueblan nuestro mundo, sino a las potenciales víctimas de las bromitas típicas de un día como hoy.
Ninguno estamos libres de caer en una, pero seamos francos, el mundo se divide entre las cabezas maléficas pensantes ejecutoras y las almas inocentes carne de cañón.
Reconozco mi pertenencia al primer grupo, además de matizar que es infinitamente más divertido.
Soy enemigo de las bromas pesadas, pero entre mis grandes gestas cuento con conseguir que gente hable con supuestos espíritus gracias a la ayuda de las nuevas tecnologías y un poco de ingenio, hacerme pasar por árabe y llamar habitación por habitación a todos los compañeros de periodismo en un hotel de Túnez hasta sembrar el caos, o que un famoso presentador de radio diera paso a un mítico corresponsal en los Juegos Olímpicos de Atenas cuando en realidad era yo imitando (parece que bien) al periodista en cuestión. 
Ya no trabajo en esa emisora de radio, pero por cuestiones distintas.
El día de los inocentes es demasiado previsible y pierde toda la gracia.
Estoy seguro de que conocidos y amigos desconfían de mí otros días más que hoy.
Algunos temen al ver cerrada una puerta por las mañanas. El terror psicológico acaba siendo más eficaz que la propia broma.
Familiares y amigos, tranquilos que el día de los inocentes se acaba... dormid bien para estar atentos mañana.