jueves, 10 de noviembre de 2011

Vidas satelitales


Las vidas suelen girar en torno a algo u alguien.
Cosa o persona, pero a fin de cuentas un motivo que nos sirve de elección para levantarnos cada mañana y seguir adelante.
Algunos pueden llamarlo sueños e incluso sentirlos inalcanzables. No existen los sueños imposibles, sino miedo a ponerse de puntillas para alcanzarlos con los dedos.
Somos capaces de modificar nuestra vida por un trabajo, por la necesidad de cambio, pero a fin de cuentas es dejar de ser satélite de un planeta, para comenzar a dar vueltas al rededor de otro.
Se gira al rededor de alguien por amor, por la necesidad de no estar solos, o por sentir que todo tiene un mayor sentido cuando se dedica todo el tiempo a hacer feliz a otra persona.
Esto último quizá es un error, pero no conozco a nadie lo suficientemente digno para juzgar a otra persona por hacerlo.
Los hay que giran sobre sí mismos y la única verdad es que siempre acaban mareados.
Cada uno debe elegir su planeta, su motivo, su razón para admirar las constelaciones mientras la vida gira.
Soy un satélite de un planeta chiquitito, casi imperceptible en la inmensidad de la galaxia.
Me siento como el Principito, regando con mimo mi rosa mágica.