jueves, 19 de agosto de 2010

Escupir hacia arriba



Hace años tuve un entrenador de fútbol, que cada vez que tenía que abroncar a alguno de los jugadores le decía que era más tonto que su primo el del pueblo, que escupía hacia arriba y se quedaba debajo mirando. Pues haciendo uso de estas "sabias" palabras, creo que se debe catalogar a los seis turistas fallecidos en este verano (y un herido más esta noche) que han hecho del denominado balconing, su deporte veraniego preferido.
Intentando mantener un respeto por los difuntos, a nadie se le escapa que es de limitados intelectuales tener como distracción saltar de un balcón a otro en los hoteles, e incluso de los balcones a la piscina. Dudo que el aburrimiento sea el culpable en este caso, más bien la idiotez humana que alcanza límites insospechados. Mucha razón tenía Einstein cuando dijo que "Solo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y no estoy tan seguro de la primera".
Hay tantos motivos para querer disfrutar de la vida, que se hace absurdo pensar que alguien puede renunciar a ella de una manera tan fácil y carente de sentido. 
Aunque quizá en este punto cabe reflexionar, no sólo por lo vacías que están las cabezas de quienes practican algo así, sino de las vidas tan absurdas que llevan algunas personas.
Es una lástima que a diario niños enfermos, personas en accidentes de tráfico o en situaciones no deseadas pierdan la vida mientras otros desperdician las suyas.
Matarse por intentar saltar de un balcón a otro, no se puede, ni se le debería llamar ley de vida.