jueves, 18 de octubre de 2012

Doble vara de medir


Algunos tenemos la extraña suerte de ser analizados con lupa en cada una de las acciones que llevamos a cabo durante el día. Hablo de suerte, ya que ante la queja del férrero marcaje al hombre que recibimos, obtenemos por respuesta que la situación es así porque somos piezas importantes en la labor que realizamos.
Sinceramente nunca he sido de los que eluden responsabailidades, es más, siempre doy el paso al frente cuando hay que tomar el mando en alguna situación. No sé si por la gran confianza que tengo en mis capacidades, o porque prefiero meter la pata yo, que siempre es mejor a que la metan otros, ya que después sabré cómo arreglar la desgracia si es preciso.
El yo me lo guiso y yo me lo como, aunque quizá sea una característica negativa en mí, egoísta, egocéntrica o cualquier otra palabra que empiece por ego, forma parte de mi personalidad y es mejorable, aunque francamente inevitable.
Los tontos son tontos y qué le vamos a hacer. Los que se lo hacen, son unos listillos convincentes que viven bien, pero nunca dejarán de ser unos mediocres. No les envidio, pero sí me tocan los órganos reproductores masculinos.
Si se me exige más que al de al lado por ser más capaz, más listo, o más alto, se me debería recompensar de manera proporcional entonces. Pero ahí el juego se rompe, esas reglas no interesan.
Interesa más minar la moral de las personas, no reconocer el trabajo bien hecho, y dar vueltas y vueltas a la tuerca, seguir apretando.
Lo malo es que algunos, estamos a punto de pasarnos de rosca.

lunes, 8 de octubre de 2012

Los sueños, sueños son

(foto:http://benditoseas.50webs.com/)

Cada sueño que existe es propiedad del que lo sueña.
Adopta las formas deseadas por el soñador, sin importar la dificultad de su realización, o la dureza del camino que lleve a alcanzarlo.
Los sueños también se deshacen como cartón que se moja después de que la lluvia les caiga encima.
Lo onírico puede tener una similitud energética, siempre y cuando se mire desde un prisma Einsteniano (que aunque no exista tal término, es el más apropiado).
Los sueños no se crean ni se destruyen, sólo se transforman.
La capacidad de soñar nace con el ser humano y se transforma de las maneras más variopìntas según la vida avanza hacia uno y otro lugar concreto.
Los sueños no se rompen, al igual que las ilusiones. Tan sólo se pierden las expectativas, que es aquello que nos creamos más allá de los sueños y las esperanzas.
La ilusión siempre está viva y es el polvo de hadas que hace volar a las mentes soñadoras.
Si hoy no alcanzas lo anhelado, si flaquea la ilusión, piensa que nada es eterno, que no hay mal que cien años dure, que es posible algo mejor.
Los sueños realizados son aquellos que nunca dudaste conseguir, aunque cueste, duela y haya que ponerle tesón.
Vivir soñando o soñar con vivir mejor, la vida es una sola y los sueños, sueños son.

lunes, 1 de octubre de 2012

La huída



... y al fin se fue, dejando a su paso las semillas que otros no supieron regar para disfrutar de las flores. Dejó como herencia la brisa y los buenos sabores.
Se cansó de cultivar en tierra yerma y decidió buscar la fertilidad allí donde la envidia no secaba los corazones.
Dejó su esencia en sus herramientas y su recuerdo en cada grieta de la tierra.
Agotado de la discordia, de la ceguera y la apatía, secó sus lágrimas para poder ver un nuevo sol más allá de las fronteras.
Envolvió sus defectos en un atillo para ponerlos a remojo en su nuevo destino, con cuidado para no perderlos y no desperdiciar la ocasión de mejorarlos.
El aire quedó impregnado con su visión de la vida, con sus palabras y la tranquilidad del que se siente viejo a pesar de los pocos años vividos.
Abrazado de sus pertenencias más queridas, de las dos mitades que componían el amor de su alma, volvió la vista para caminar sin tropezar con las posibles piedras aún invisibles en lontananza.
La negatividad y el egoísmo quedaron atrás junto al eco de sus pensamientos.
Dejó caer las últimas semillas de creatividad, talento y esperanza.
Secó las lágrimas que empezaban a brotar de sus ojos ante la incapacidad de comprender la complicación fabricada a partir de cosas tan sencillas, poniendo las alegrías fuera de su alcance.
Sin querer perecer, apretó con fuerza las riendas, apreto el paso, y al fin, se fue.

jueves, 27 de septiembre de 2012

El buen ciudadano



Señor Presidente:
No tengo entre mis costumbres nombrar específicamente a nadie cuando escribo humildemente en este espacio reservado para mi opinión personal, que a día de hoy, sigue siendo libre y de bajo coste. Pero en su caso, haré gustoso una excepción.
Agradezco sus atentas palabras al considerarme un buen ciudadano, ya que soy de los que no salí a la calle el pasado 25S. Sinceramente le diré, que siempre me he sentido dentro de ese grupo de personas, ya que sostengo la puerta de la calle a mis vecinos, doy educadamente los buenos días, cedo mi asiento a embarazadas y a personas mayores en el transporte público, no tiro papeles al suelo, nunca he pintado paredes ni destrozado mobiliario urbano, y en definitiva, siempre he respetado el lugar donde vivo y al resto de personas que lo hacen en el mismo espacio.
Quizá en el siguiente punto es en el que le decepcione. Si no salí a la calle a protestar ante sus recortes, la subida del IVA de los chuches, o el engaño en general que se respira en este país, no fue por seguir siendo un ciudadano modelo, sino por tener que cuidar a mi hija, que como usted y la Delegada de Gobierno comprenderán, no voy a exponerla a que le abran la cabeza de un porrazo o la maten de un pelotazo aquellos que ustedes alientan y dan palmaditas en la espalda después de hacer barbaridades.
Esa misma niña que, por otro lado, centra mis preocupaciones futuras y me convierte a su juicio, en un mal ciudadano, porque aunque no participe presencialmente en las manifestaciones, moralmente encabezo mi particular marcha contra todo lo que supone una represión, una asfixia a la ciudadanía y una amenaza para el futuro de niños y niñas como la mía.
Lamentablemente no podré dejarle una herencia millonaria acumulada gracias a una pensión de directivo de Caja de ahorros, ni de directivo de Bankia, ni siquiera de un político de un simple ayuntamiento nada dispuesto a bajarse un sueldo que ellos mismos consideran insignificante.
Lo que sí podré dejarle, señor Presidente, es la única educación que usted no va a poder recortar, la que su madre y yo le daremos en casa.
Una educación, que con toda seguridad la convertirá en una buena persona, respetuosa con el entorno, con las personas mayores, con la naturaleza y que le hará dar los buenos días cuando se cruce con los vecinos.
Sin embargo, señor Presidente, es probable que todo ello no sea suficiente para que sea catalogada como una buena ciudadana, porque gracias a esos valores aprenderá a que la sumisión, las injusticias y la ausencia de ética, son cuestiones contra las que merece la pena combatir. Sea en la calle, o en su casa.
Una casa que probablemente, esté muy lejos de este país que usted quiere mantener con buenos ciudadanos. Porque los malos, buscarán su brillante futuro lejos del alcance de chorizos y maleantes sin escrúpulos, hasta el día que políticos como usted, del partido que sean, caigan por su propio peso y sean esos ciudadanos de dudosa condición los que regresen a este país para levantarlo nuevamente.
Será entonces, señor Presidente, cuando es más que probable que se demuestre, que los buenos no eran tan buenos, ni los malos eran tan malos.
A fin de cuentas, ¿a usted le preocupan realmente los ciudadanos?

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Sentarse a esperar esperanzado




Hay ocasiones en las que necesitas subir a lo más alto de un lugar indefinido, sentarte y cruzar las piernas mientras contemplas bajo tus pies un amplio mundo que se extiende más allá de donde alcanzan tus ojos.
Respirar profundo sirve para que los pulmones renueven el aire, pero también para que la mente se despeje de problemas propios y necedades ajenas.
Pensar por uno mismo es el ejercicio más recomendable, pero a la vez el más complicado para muchas personas. En los momentos difíciles es más sencillo dejarse llevar por el razonamiento de la masa y no remar a contracorriente. Particularmente nunca me ha preocupado acabar muriendo en la orilla. Mejor eso a ser miembro alienado de una sociedad que asiente y no lleva la contraria.
Nuestra vida nos pertenece, hay que enfrentarse a la realidad de forma individual y sin estar demasiado pendientes de los posibles apoyos que encontremos en la escalada hasta la cima de la montaña. Decidimos qué o a quién nos cargamos a la espalda, pero el amor fusiona los cuerpos para que la subida no se haga más pesada.
Llegan momentos en los que hay que darle una vuelta al mapa, el camino a los sueños puede tener varias sendas y si no eres capaz de verlo, probablemente termines renunciando a ellos. Nunca hay que rendirse ni abandonar la lucha, tan sólo hay que saber encontrar el lugar adecuado por el que cruzar el cauce del río.
A veces las soluciones aparecen solas, cuando menos las esperas asaltan tu cabeza y te dan un nuevo impulso en la carrera.
Siéntate, toma aire, cruza las piernas. Las ideas están ahí, si cambias la forma de ver el mundo, es más que probable que las alcances.