sábado, 2 de agosto de 2014

Opiniones

Me preocupan las opiniones descontroladas y sin base. Siento cierta preocupación cuando veo a la gente sumarse a movilizaciones y protestas, simplemente por el hecho de seguir una corriente, pero no por conocimiento y criterio propio.
En la vida no hace falta ser experto en todo para poder tener una libre opinión, pero hay que ser cuidadoso y humilde a la hora de expresarse. 
Me cansan las opiniones convertidas en sentencias. Cada vez soporto menos a los tertulianos que copan radios y televisiones de este país, pretendiendo ilustrarnos cada día de la semana sobre un tema diferente.
El lunes toca Gaza, el martes Cataluña, el miércoles corrupción política, el jueves Siria, el viernes Ucrania, y así podríamos seguir un día tras otro. 
¿Es posible que el mismo tertuliano sea capaz de hablar de todos y cada uno de esos asuntos con el conocimiento profundo y necesario? 
La consecuencia inmediata de estas personas, que seguiré sobrevalorando llamándoles expertos, es que generan entre los oyentes y televidentes afines a ese medio, rebaños de opinadores igualmente desilustrados que siguen extendiendo la tela de araña.
Me enervan las modas solidarias, no soporto la frágil memoria que tenemos los seres humanos. Pasamos por encima de las catástrofes y de los horrores bélicos bailando al son que otros nos marcan, sin embargo, meses después, cuando los focos se apagan, casi nadie se acuerda de Haití y a la mayoría dejará de dolerles Gaza.
Vivimos en un mundo hipócrita en el que le pedimos que deje de matar al mismo al que le vendemos las armas. Pero tendemos a demonizar sin pensarlo dos veces, y sin tener en cuenta lo que provoquemos con ello. Criticar al gobierno de Israel no significa estar del lado de Hamas, ni pensar que todos los judíos están a favor de lo que está ocurriendo.
Hay que informarse, conocer bien los hechos, buscar la imparcialidad, y después decidir qué ideas y mensajes defendemos. El mío es el de la paz, sin importar el lugar, la raza o la religión. 
Los expertos y estudiosos tienen toda mi atención cuando hablan de aquello que saben.
Los que opinan sin conocimiento me cansan, no estoy interesado en perder con ellos ni un minuto más de mi tiempo.