lunes, 11 de agosto de 2014

Carpe Diem (Relato: Parte 1)


Las señales horarias acompañaron la aparición de los primeros rayos de sol que atravesaron las pequeñas rendijas de la persiana de su ventana. Apagó la radio despertador pero no hizo ni la mínima intención de incorporarse, hoy no era necesario.
Aún podía sentir la pesadez de sus ojos, irritados y con ojeras marcadas hasta alcanzar casi los pómulos de su ensombrecida cara. Sentía que los años le pesaban más que ayer. Se miró las manos y de pronto le parecieron más viejas, ajadas. El reflejo de un cuerpo lleno de cicatrices internas, desgastado.
Se giró hasta ponerse boca abajo con la almohada sobre su cabeza. Comenzó a apretar con fuerza hasta que sintió que le faltaba el aire y entonces soltó de golpe. Dejó caer los brazos a ambos lados de la cama, sin fuerza, aspirando por la boca para llenar los pulmones de un oxígeno viciado en esa habitación cerrada.
Se incorporó sin prisa, carraspeando la garganta seca y rascando su cabeza cubierta de pelo despeinado. La ducha y el café no hicieron el efecto deseado.
Se sentó agarrando con las dos manos la taza de porcelana blanca con una torre Eiffel dibujada. Un recuerdo de otra vida, de unos viajes y unas experiencias ya muy lejanas.
La empresa no obtiene los beneficios necesarios y tenemos que prescindir de gente, lo siento”.

No podía dejar de pensar en lo mucho que se habían equivocado.