martes, 2 de agosto de 2011

Tormentos musicales

(foto:http://finisimapersona.wordpress.com/)


Llevamos poco más de un mes de verano y ya estoy con las orejas echando humo de la misma música ratonera que se repite una y otra vez.
Suelen decir que tenemos lo que demandamos, tanto en televisión, literatura o música. No estoy de acuerdo.
Creo que el oído es capaz de apreciar los buenos sonidos, la música de calidad en toda su variedad. 
Gustos distintos los hay y los habrá, de eso se trata la libertad de elección. ¿Pero en realidad la tenemos?
A lo largo de los últimos años he ido descubriendo músicos interesantes, que se ajustan a mis gustos personales, pero de los que jamás había escuchado una canción en nuestro país. Ni siquiera su nombre.
Tampoco hay que pensar que son personajes de lugares lejanos, basta irse a Inglaterra o Estados Unidos.
Ganadores de premios Emmy, con gran prestigio internacional,  se convierten en completos desconocidos de puertas hacia dentro de nuestras fronteras.
Nos martillean con los mismos grupos nacionales, cuyos vocalistas cantan con voz de niño macarrita al que le está cambiando la voz.
Y por su puesto, luego está la misma base electrónica, con sintetizadores y ritmos fáciles, que juntan a raperos con supuestas estrellas del pachangueo y nos hacen la canción del verano.
Habrá gente a la que le guste, no digo que no. Pero quizá a muchos les gusta porque es lo que les meten por las orejas con calzador.
Hay vida más allá del perreo, de la danza kuduro y del remix de la lambada. 
La hay, pero para nosotros, en una galaxia muy muy lejana...