miércoles, 1 de julio de 2015

El mar calmado



Mientras las esperanzas permanecían calladas, las semillas iban floreciendo debajo de la tierra seca, que al rascarla, resultó estar más húmeda de lo que parecía.
La ilusión se conserva mejor con los ojos cerrados, la realidad suele asustarnos y nos hace perder la confianza en que si se quiere se puede. 
Pero sin ver, no llegaremos a ninguna parte.
Los caminos no son de espinas si sabemos encontrar los atajos. 
No es necesario echar la vista atrás si lo que se pretende encontrar siempre estuvo unos pasos por delante. Ahí, al alcance de nuestras manos.
Las verdades no son absolutas, le pese a quien le pese, aunque sean motivo de no poder sostener argumentos vacíos. No hay que demostrar la inocencia cuando se tiene la conciencia tranquila.
Vivir sin abrir los ojos no supone ser más feliz al tener un corazón que no siente. Los ojos que no ven, se pierden demasiadas cosas irrecuperables de la vida.
No hay fórmulas mágicas, sólo decisiones.
Todo mar tuvo que pasar la tempestad para después permanecer calmado.