viernes, 7 de agosto de 2015

Aún podemos seguir volando



Para poder mirar hacia atrás, hace falta haber caminado hacia adelante primero. 
Los pasos no son siempre lo firmes que querríamos que fuesen, son como huellas en arena mojada, bañada ligeramente por la espuma del mar. Con ellas se hace más complicado el camino de vuelta.
El que retorna no es siempre un viajero vencido, sino el que exploró absorbiendo las vivencias necesarias para ser capaz de emprender nuevos caminos y enfrentarse a más errores que seguirán componiendo su travesía.
El orgullo es lo que nos debe quedar en la derrota, que debe ser reconocida, pero nunca asimilada como definitiva. 
No importa si las pisadas no tienen eco, si son sigilosas y pasan inadvertidas. Nos preocupamos demasiado en dejar el rastro para que otros nos reconozcan y encuentren. En ocasiones descuidamos lo importante, que es el punto de destino.
Las mareas son un ciclo constante. Nuestras vidas no son menos.
Hoy es el mañana que está por escribir. 
El futuro no es más que el resultado de lo que hoy, con nuestros aciertos y equivocaciones, tejimos en un cielo que nos invita a mirarlo, que nos dice que con cada sueño, aún podemos seguir volando.