lunes, 20 de febrero de 2012

Aventuras paternas

(Dibujo:Nacho López Llandres)

Suele decirse que nunca te acostarás sin saber algo nuevo, pero llegan momentos en la vida en los que te das cuenta del desconocimiento más absoluto que tenías sobre ciertas materias.
En unos 15 días he adquirido un vocabulario de lo más variopinto y en ocasiones extraño.
Aprendes por ejemplo lo que es el meconio, que no hay que dejarse engañar por su nombre, ya que no se trata de ningún ser de la mitología griega, sino de una defecación de la textura del petróleo que hará que llegues a dudar si has tenido una niña o un Octavo pasajero.
La paternidad tiene una parte positiva: es la primera vez que un padre se alegrará de que le hayas hecho cuestiones sexuales indecentes a su hija, incluso te abraza, felicita y te da las gracias. Algo impensable en otras situaciones.
Lo de no dormir es una cuestión de suerte, y la destreza se va adquiriendo, pura práctica.
Sueles acordarte de Herodes un par de veces en semana y llegas a la conclusión irrefutable de que cuánta razón tenía aquel que dijo, que los niños de pequeñitos son para comérselos, y de grandes te preguntas, por qué de verdad no te los comiste.