Enrosca la realidad cubriendo las palabras que sienten más de lo que padecen, aunque padecer está de moda en estos tiempos.
La poesía se puede agitar aunque no haga espuma, se sirve lenta, en copa fría.
Hoy me detengo y escribo dejando pensamientos suspendidos en el aire hasta que se conviertan en rocío por la mañana.
Después vendrán las pausas, los puntos y comas, el resto de sensaciones convertidas en palabras.