En el mundo siempre han existido unos personajes que viven de la apariencia, del arte de presumir delante de la gente como si de nuevos ricos se tratasen, o como si fueran personas de alta alcurnia acostumbrados a las exquisiteces inalcanzables para el resto de infelices.
Se confiensan amantes de la buena comida, del caviar y el solomillo a las finas hierbas, pero cuando nadie les mira se ponen ciegos de la primera comida basura que encuentran.
Las catas de vino les parecen lo más sibarita del mundo, pero serían incapaces de distinguir un Don Simón dentro de una botella de un Petrus de Burdeos.
Son los que compran en El Corte Inglés una vez y se guardan la bolsa para poder meter en ella el resto de bolsas con la propaganda del comercio en el que compran habitualmente.
Les encanta viajar en coche, pero siempre terminan montados en coche ajeno con alguna excusa barata de avería que termina arreglándose sola en el momento más oportuno.
Viajeros incansables que se ocupan de que todo el mundo sepa cuál será su próximo destino con suficiente antelación.
Si van a hoteles caros lo gritan a los cuatro vientos mientras esconden el bono de regalo o de descuento que les lleva a esos lugares.
Si no hay hotel lujoso, siempre está la casa del familiar o amigo de turno al que hacer la visita. Eso sí, no hace falta invitación, ellos mismos se hacen el ofrecimiento de lo ajeno si fuera necesario. En ese caso , el lugar de hospedaje permanece en el más profundo secreto.
Siempre encuentran soluciones a sus problemas echando mano a las pertenencias de los demás. Y aunque ellos tengan uno mejor, terminan utilizando el tuyo.
Jamás llevan la cartera encima después de insistir en que ellos pagan. Tampoco se acuerdan después de saldar la deuda.
No te piden que les hagas un favor, ellos te hacen el favor de que se lo hagas. Si te gustan los perros, los gatos, los niños o cualquier otra cosa, ellos te hacen el favor de dejarte el suyo.
Lo que más les preocupa es su imagen. No piden perdón si actúan mal, tienen justificación a su actitud y debes entenderlo. Su preocupación no es que te molestes, ni reconocer sus fallos. Únicamente es importante lavar su imagen.
Esnobs de garrafón y elitistas de mercadillo que se sienten felices con eso.
Lo siento, a mí no me la dan con queso.